Ileana Cotrubas pide a los jóvenes que no canten como robots
La soprano rumana Ileana Cotrubas —nacida en Galati en 1939, retirada de los escenarios desde 1 990 y hoy dedicada a formar a jóvenes intérpretes de todo el mundo— lamenta que, en general, allí donde va se topa con jóvenes cantantes "que se han convertido en unos robots"
Para Cotrubas, que la semana pasada impartió un curso en la cátedra de canto (fundada por su amigo Alfredo Kraus) de la Escuela de Música Reina Sofía de Madrid, "en la actualidad se le da excesiva importancia a la técnica y se olvida que existen el sentimiento, el corazón y la imaginación, que es lo que da expresión a la voz".
En la trayectoria de la soprano figuran grandes teatros como la Opera de París, la Scala de Milán y el Metropolitan de Nueva York, y ha sido considerada por los críticos una intérprete versátil, incisiva y generosa. Según Cotrubas, hace falta mucha pasión para ejercer el canto. La voz no es suficiente: "Debe de estar subrayada por la sensibilidad y la inteligencia musical, no por la inteligencia del banquero. Y el papel del cantante es transmitir toda la gama de sentimientos al público".
Educar desde la infancia
Para esta soprano que interpretó con igual magisterio grandes obras de Bach, Mozart o Brahms como delicadas piezas del repertorio liederístico de Schubert, Enesco, Wolf o Debussy, el canto "es un don divino que hay que trasladar al público para enriquecerlo y ayudarle a entrar en un mundo mágico. Por eso la pasión es esencial, hay que hacer reír o llorar con una canción".
Cotrubas afirma que el canto debería ser una disciplina para enseñar desde la escuela. Ella, que empezó aprendiendo antes piano, violín y otros instrumentos, se queja de que hoy un niño no tenga el placer de cantar con un coro, recitar una poesía o interpretar una canción. "Y para crear a un gran cantante hay que educarlo desde niño.
Nacida y educada iras el telón de acero, Cotrubas dice que los países del Este han contado siempre con una gran riqueza musical: "Y es que una de las pocas cosas buenas que tenían los regímenes comunistas eran la educación y la enseñanza", afirma. "Todavía hoy quedan muy buenos maestros y muy buenas voces, pero ahora allí todo es muy difícil".
Cotrubas ha realizado los personajes más representativos del repertorio operístico. Y opina que hay que ser inteligente para retirarse a tiempo: "Las divas que se niegan a retirarse es que no han encontrado el equilibrio entre la balanza personal y la profesional, y llega un momento en que deberían tener la inteligencia y la sensibilidad de ponerse un límite y saber decir basta". Cotrubas se considera "una mujer feliz": "La música está dentro de mí".
Babelia
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