No se rían de Ullrich
La escandalosa barriga del alemán forma parte de su plan de preparación
Sólo unos pocos ciclistas, quizás los más jóvenes, se dan de codazos en mitad de la carrera señalando con disimulo la prominente barriga que asoma por encima de la barra de la bicicleta de Jan Ullrich. La mayoría ya tuvo el año pasado motivos para lamentar haberse burlado de la poco ciclista apariencia del corredor alemán. La primavera pasada fue aún más escandaloso el sobrepeso (16 kilos según algunos) de Ullrich, pero, pese a no ganar el Tour de 1998, el triunfador de 1997 sólo quedó segundo ante un Marco Pantani mágico que se aprovechó plenamente de su mal día en el frío Galibier. Así que ahora, los veteranos recelan más que otra cosa cuando le ven ponerse colorado como un tomate y echarse a resoplar cuando la carretera se pone en cuesta.Ullrich, de 25 años, es normalmente el primero en quedarse descolgado, antes incluso que los sprinters, pero ni por ésas pican sus rivales. "También Induráin resoplaba cuando había cuestas en Mallorca", recuerda un corredor español. Claro que Mallorca se corre en febrero y ya estamos casi en abril, a tres meses del Tour. Así que algo se trae entre manos el gordo de Ullrich.
"Que diga la gente lo que diga", dice Eusebio Unzue, director del Banesto. "Llegará el Tour y Ullrich estará perfecto". Y su gordura, la misma que ahora le ha hecho perder casi una hora respecto a Laurent Jalabert en la Setmana Catalana, la misma que le pone como protagonista de chistes de los advenedizos, puede que sea la clave de su éxito. Por lo menos casi tanto como el enorme volumen de entrenamientos que debe acometer para llegar al Tour con 35.000 kilómetros en las piernas (unos 5.000 por mes).
"Hay muy poca literatura sobre el asunto", dice Alejandro Lucía, fisiólogo, "pero creo que una de las cuestiones fundamentales que se alcanza estando con sobrepeso es un mejor equilibrio anabólico-catabólico, es decir, entre las hormonas anabolizantes, como la testosterona, que son las que fabrican el tejido muscular, y las catabolizantes, como el cortisol, que son las que lo destruyen".
Necesidad de grasa
Según este concepto, cuanto menos grasa tiene una persona, menor es su nivel de testosterona. "Por eso", explica Lucía, "el organismo siempre necesita que haya grasa y nadie, ni los maratonianos, que están siempre al borde, pueden bajar de un 4% de grasa corporal. Llega una cuesta y para la mayoría de los mortales Ullrich es un globero que se hincha como un globo y sopla asfixiado sin oxígeno. Pero en realidad está sometiendo a su cuerpo a un exigente e intenso entrenamiento de fuerza que muy pocos atletas podrían soportar. Para mantenerlo, también necesita sobrealimentarse."En atletismo sería imposible este sistema porque el que lo intentara se lesionaba seguro con tanto peso sobre articulaciones, tendones y músculos", dice Lucía. "Además, los atletas necesitan, antes de la competición, un feeling especial, lo que se conoce como sensación neuromuscular de correr rápido, algo que no precisan los ciclistas". Los corredores saben que a principio de temporada, cuando aún no han alcanzado su peso ideal, tienen más fuerza que nunca para atacar los repechos. Es fruto de la testosterona. Pero también saben que no pueden mantener mucho tiempo esa fuerza, enseguida se asfixian. Es fruto de la grasa. Y quizás empiecen a sospechar que cuando llegue julio, Ullrich, por entonces ya fino, en sus 71 kilos o así, tendrá la fuerza descomunal para arrancar subiendo, sentado y moviendo el plato grande. Y que será capaz de mantenerlo bastante tiempo. Así que han decidido que menos bromas, que Ullrich estará gordo, pero es porque quiere.
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