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Calabozos tercermundistas

Los calabozos de las policías municipales de Santurtzi y Lekeitio tienen deficiencias tan graves que no pueden ser usados hasta que éstas se subsanen. Así lo afirma el informe del Ararteko, que ha pedido a ambos ayuntamientos que suspendan su utilización. Las instalaciones presentan problemas de suciedad, las celdas no tienen las dimensiones exigibles, las letrinas e inodoros no están separados del resto del habitáculo y ni siquiera hay lavabos o duchas. El uso de una única puerta de entrada para los detenidos y el resto de usuarios va en detrimento de la confidencialidad y la seguridad de las personas. La situación más grave se da en Santurtzi. Existen problemas de humedad y frío, e incluso filtraciones de una fosa séptica sin conexión con la red de saneamiento, que ocasiona inundaciones de aguas residuales y malos olores. Las celdas tienen 4,5 metros cuadrados frente al mínimo aceptable, de 6. Una repisa en la pared sirve de base a una colchoneta de espuma cubierta de material plástico y una manta, ambas sucias. Las instalaciones sólo se desinfectan dos veces por año y ni colchonetas ni mantas se limpian, como es preceptivo, después de cada uso. Tampoco están fabricadas con material no inflamable o impregnadas de un producto ignífugo. El lugar carece de sistemas antiincendios o de vigilancia de los detenidos personal o electrónica. El mismo agente que atiende la entrada del edificio debe custodiarlos. Las celdas son totalmente ciegas, sin iluminación natural ni artificial. La alimentación sólo la garantiza la disposición del agente de turno a proporcionar algún bocadillo. En la única celda de Lekeitio, los inspectores del Ararteko sólo hallaron dos colchones "viejos y sucios".

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