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El Ayuntamiento investigará y hará públicas las empresas de concejales y altos cargos municipales

Antonio Jiménez Barca

La dimisión del concejal de Obras, Enrique Villoria, tras destaparse sus negocios privados, tuvo ayer su primera consecuencia institucional. A instancias de IU, el Ayuntamiento de Madrid investigará y hará públicas las empresas privadas en las que participen tanto concejales como altos cargos municipales. Casi 250 personas. Cuando el secretario de la corporación tenga en su poder la información, comenzará la segunda fase de la investigación: se pedirá a las empresas de los cargos públicos la lista de sus clientes para ver si son contratistas municipales, algo que, para IU, "no se debe consentir".

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El concejal Villoria, que además de edil de Obras era presidente de la sociedad municipal Campo de las Naciones, fundó en 1994 una empresa privada, Denver Europa, dedicada a la distribución de alimentos y cuyo objeto social incluía el asesoramiento inmobiliario y la compraventa de inmuebles. Algunos de los clientes de Denver Europa fueron, a su vez, contratistas de la sociedad Campo de las Naciones. Para el portavoz de IU, Francisco Herrera, esta relación entre empresas, aunque no sea "100% ilegal, es completamente irregular y reprobable". Ésa es la razón por la que IU reclamó ayer en el pleno que el Ayuntamiento sea más beligerante en el tema y establezca medidas de control.Juan Antonio Gómez-Angulo, concejal de Cultura y sustituto de Villoria al frente de las obras municipales hasta las próximas elecciones, replicó que "nada impide, desde el punto de vista estrictamente legal, que un concejal tenga acciones en una empresa". "Es algo que depende enteramente de la actitud personal de cada edil". Para Gómez-Angulo, además, los mecanismos del Ayuntamiento para vigilar las adjudicaciones de obras son "suficientes". "Sólo sería ilegal en el supuesto de que el concejal que tenga acciones en una empresa vote en una adjudicación a su favor", añadió.

"¿Por qué cesa un concejal?"

Herrera pidió de nuevo la palabra y preguntó: "Entonces, ¿por qué ha dimitido Villoria? ¿Por aburrimiento? ¿Por acoso de los medios de comunicación? ¿Por presión de su propio partido? Para mí está claro que se ha hundido en un mes debido a que se ha enfrentado a un problema nuevo. Villoria no era un pusilánime. Estamos ante un político curtido en mil guerras. Y es un problema nuevo porque, aunque la ley no considere mal lo que ha hecho, la gente sí. Y el político no se debe sólo a la ley, también debe mirarse en la gente. Porque lo que la gente pide acaba convirtiéndose en ley". El edil socialista Rafael Simancas terció en la discusión. Y alertó sobre los "imperfectos" mecanismos de control del Ayuntamiento.Gómez-Angulo replicó que Villoria había abandonado el cargo "no por las irregularidades, sino porque su familia se ha visto involucrada en las acusaciones". Una de estas denuncias se refiere a la hija del concejal, Paz Villoria, que obtuvo un piso protegido por 16 millones de pesetas a pesar de gozar, supuestamente, de un patrimonio de 120 millones de pesetas y poseer tres casas. "No hay que buscar los tres pies al gato", añadió Gómez-Angulo.

El PP aprobó inmediatamente después la propuesta de IU de investigar las empresas de los ediles. IU reclamó también que se anularan los contratos irregulares. El PP votó en contra al juzgar que esto "ya se hace".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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