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Rafael Alberti, expediente académico 804

Rafael Alberti también escribió faltas de ortografía. La catedrática de Historia Dolores Rodríguez Doblas, profesora del Instituto Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera (Cádiz), no pudo aguantar su afán investigador cuando se encontró los expedientes de los alumnos del que es uno de los institutos públicos de bachillerato más antiguos de España. Una relación detallada de los estudiantes que fueron examinándose en este centro le llevó a descubrir el expediente 804, el del poeta Rafael Alberti. La relación de documentos nos muestra a un Alberti al que se le daban muy bien asignaturas como Geografía, Lengua, a pesar de alguna falta de ortografía, Latín o Francés, donde llegó a sacar un sobresaliente, y que era un alumno mediocre en las materias de ciencias, como Geometría o Aritmética, en las cuales no pasaba de aprobado. Rodríguez Doblas revela cómo este maestro de las letras, en la solicitud para ser admitido al examen de ingreso y matricularse de primero de Bachillerato, no pone ningún acento y escribe berificar (sic) y Tegnico (sic). "Es normal en un niño como él. En aquel momento la ley obligaba a que los propios niños hicieran la solicitud de admisión. Es un documento demasiado serio para su edad [tenía en ese momento 11 años], y a la vez fresco e infantil", advierte la profesora. El propio Alberti, en su obra autobiográfica La arboleda perdida, comenta sus problemas ortográficos y se justifica: "De todos aquellos colegios andaluces, tanto de los de primera como de segunda enseñanza, se salía solamente con la cabeza loca de padrenuestros, pláticas terroríficas y con tal cúmulo de faltas de ortografía e ignorancias tan grandes, que yo, aún a los veinte años, después de cinco ya en Madrid, me sonrojaba de vergüenza". Rodríguez Doblas observa que el examen de ingreso consiste en un dictado del capítulo noveno del Quijote, donde vuelve a demostrar sus problemas para distinguir entre la be y la uve: balerosos (sic). También hace una multiplicación de tres cifras correctamente. "Me sorprendió su caligrafía. Como le gustaba jugar con las letras, las hacía panzudas, de estilo inglés...", comenta Rodríguez Doblas. Esta historiadora visitó al poeta gaditano para enseñarle su hallazgo. La mujer de Alberti le explicó "que a Rafael siempre le ha gustado dibujar letras". El poeta gaditano también era aficionado a adornar su firma con pequeñas líneas transversales, envolviendo su segundo apellido, Merello, con una forma ovalada semejante a la paleta de un pintor. La explicación de la causa por la que Alberti se examinó en este centro es, según Rodríguez Doblas, que la burguesía andaluza mandaba a sus hijos a estudiar al prestigioso colegio San Luis Gonzaga, institución de los jesuitas del Puerto de Santa María. Pero los alumnos de esta escuela debían examinarse en en el Instituto Padre Luis Coloma, del que dependía. Este centro fue creado en 1838, y según la historiadora, desde entonces hay documentación en sus archivos. De momento ya ha encontrado los expedientes de escritores como Pedro Muñoz Seca o Fernando Villalón, que fueron, con Alberti, juntos a la misma clase. Y de Rafael de León, sabe que estudió en este centro aunque todavía no ha encontrado sus documentos. La historiadora consultó La arboleda perdida, donde encontró nombres de amigos de la niñez del poeta que también pasaron por este instituto: "Toda la infancia de este libro se encuentra en los archivos".

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