Sabine Meyer asegura que para tocar el clarinete "hay que disfrutar de la vida"

Sabine Meyer, la clarinetista veinteañera con la que se encaprichó en 1983 un Karajan septuagenario hasta imponer su contratación en la Filarmónica de Berlín en contra de los votos de casi toda la orquesta, sigue hoy una brillante carrera como solista y dice que para tocar el clarinete en condiciones hay que saber disfrutar de la vida. "Te tiene que gustar la alegría, el buen vino, el disfrute y ser muy abierto", asegura la intérprete alemana.

La instrumentista se encuentra de gira por España con la Orquesta de Cámara de Bremen. Hoy toca en Madrid y mañana en Sevilla -ya ha visitado ACoruña, Bilbao y Zaragoza-, con un precioso concierto de Mozart dirigido por Trevor Pinnock.Meyer es optimista, extravertida y ríe generosamente. Hoy soplará su clarinete Bassett en el Auditorio Nacional de Madrid para poner música al Concierto para clarinete y orquesta en La mayor de Mozart. "Es una de las últimas obras que escribió", cuenta, "por eso es tan profunda y tan emotiva". Para interpretarla lleva un clarinete diez centímetros más largo de lo normal. "Es un instrumento que me permite alcanzar todos los matices de la pieza y con el que se pueden dar notas muy graves y cambiar bruscamente a las más agudas", asegura. Se trata de una obra escrita como demostración. "En aquella época el compositor trabajaba en equipo junto al intérprete, que en este caso era Anton Stadler, un gran amigo de Mozart y, para mí, el mejor clarinetista que ha existido en la historia, y también con el fabricante del instrumento que, a su vez, pretendía que se escribieran notas complicadas para que quedara claro hasta dónde podía llegar su invento", cuenta Meyer.

La Orquesta de Cámara de Bremen está llena de sangre joven y ha escogido como director musical a partir del año que viene a Daniel Harding, ese joven prodigio británico que con 24 años ya se ha hecho un nombre entre lo más prometedor del próximo siglo. Pero Meyer no es una solista diva, ni mucho menos. Viaja con la orquesta a todos sitios, se hospeda en los mismos hoteles y ensaya lo que le digan. "Me gusta hacer giras con orquestas jóvenes", asegura, "y pasar la mayor parte del tiempo junto a los músicos porque éste es un trabajo que se debe hacer en equipo, y si conoces a los que tocan contigo, si lo pasas bien con ellos, salen mejor las cosas". Meyer ha actuado junto a formaciones como la Filarmónica de Berlín, las sinfónicas de la Radio de Baviera, Chicago y Londres o cuartetos de la talla del Alban Berg.