Balza admite que la violencia callejera está organizada, pero niega pasividad en la Ertzaintza
El consejero vasco del Interior, Javier Balza, admitió ayer en la Cámara de Vitoria que la violencia callejera en Euskadi responde a una estrategia organizada y no es algo puntual -en contra de lo que sostienen los máximos dirigentes del PNV y de EA-, ya que se mantiene "constante", desde antes de la tregua de ETA, con "dientes de sierra" como el del pasado fin de semana, el más violento en los seis últimos meses. Pero negó que la Ertzaintza sea ineficaz ante la kale borroka (70 detenidos desde el alto el fuego terrorista, según sus datos). Balza atribuyó las "frases envenenadas" de la oposición a una "trama política" para "desgastar al Gobierno por ser nacionalista". El PP pidió su dimisión porque la situación "se le ha ido de las manos".
El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se refirió en enero a la violencia callejera como una "chiquillería", quitando hierro a su gravedad, y esta misma semana el presidente de Eusko Alkartasuna, Carlos Garaikoetxea, la calificaba de elemento residual del pasado. Balza dejó ayer en evidencia estos criterios.La comparecencia del consejero ante la comisión de Interior de la Cámara vasca fue motivada por una pregunta presentada por el grupo socialista el 14 de enero. Y estuvo precedida por un fin de semana en el que los encapuchados, siguiendo la consigna del borroka eguna (jornada de lucha) convocado por la organización juvenil radical abertzale Jarrai, desataron la mayor campaña de sabotajes desde 1997.
La explicación de Balza, que lleva en el cargo poco más de 70 días, se vio salpicada por la noticia, transmitida por el parlamentario popular Carlos Urquijo, de que un artefacto incendiario había estallado en la puerta de la vivienda en Vitoria del concejal popular de Santa Cruz de Campezo (Álava), Fernando Visa. Pese a todo, Balza negó la mayor en esta partida de mus de la violencia callejera en la que interesadamente se han mezclado los criterios de eficacia policial, con los órdagos políticos y "las declaraciones altisonantes", según admitía en privado un dirigente de la oposición.
Frente al último episodio de violencia callejera -"va a seguir", admitió Balza-el consejero reiteró que la acción policial exclusivamente no es suficiente. Y explicó que por eso su partido y el Gobierno que preside el también peneuvista Juan José Ibarretxe tienen como objetivo prioritario la paz y quieren sentar en una mesa a todas las formaciones políticas.
Datos y detenciones
Balza comenzó su exposición con una relación numérica de los sabotajes que su departamento cataloga de "gravedad" y en los que no incluye los pasquines y amenazas: 232 entre enero de 1998 y el 16 de septiembre del mismo año, fecha del inicio de la tregua de ETA; 147, entre esta fecha y el 8 de marzo de 1999, y, finalmente, desde el 9 de marzo hasta el fin de semana pasado, 29. Y para intentar demostrar la eficacia de la policía autonómica, enumeró las detenciones relacionadas con ese tipo de violencia en esos mismos periodos: hasta la tregua, 108; desde el alto el fuego hasta mediados de marzo, 40 arrestos. Y durante el fin de semana pasado -en el que el entorno de ETA remitió dos paquetes bomba caseros contra un edil socialista y otra del PP- la Ertzaintza realizó 17 detenciones. Y reconoció algo obvio, que los ertzainas y los batzokis han dejado de ser objetivos de la violencia, centrada ahora en los cargos del PP y del PSE.
El parlamentario popular Carlos Urquijo aprovechó la prolija enumeración para calificar la información de "auténtico parte de guerra" de "terrorismo callejero". A partir de ahí, desató toda su artillería dialéctica. Acusó a Balza de "minusvalorar estos ataques porque no les afectan" a los nacionalistas; después le espetó que "han fracasado en la lucha policial con la violencia callejera", y finalmente pidió su dimisión argumentando que "esta cuestión se le ha ido de las manos". Urquijo aprovechó para recordar los 12 comandos de ETA desarticulados por la Guardia Civil; los siete comandos capturados por el Cuerpo Nacional de Policía en los últimos dos años y medio en el País Vasco (frente a los cuatro de la Ertzaintza) y los 17 grupos Y de apoyo a ETA desarticulados por la Policía en Navarra. "Esas fuerzas que ustedes quieren convertir en residuales en el País Vasco", apuntilló Urquijo.
Los promotores de la pregunta, el grupo socialista, a través de su portavoz, Fernando Buesa, exigieron a Balza el desmantelamiento de las organizaciones "que están detrás" de esa violencia organizada. En concreto, citó a Jarrai, las juventudes de la Koordinadora Abertzale Socialista (KAS) -grupo que no existe legalmente- y a Gestoras Pro Amnistía. Y le dijo que la actuación policial es necesaria porque "sin ella tampoco habrá solución" y ningún proceso de paz.
A la planificación del dispositivo policial realizado por la Ertzaintza el pasado fin de semana ante la jornada de lucha -detallado ayer por Balza- Buesa dijo que "entonces, sin esa prevención esto hubiera sido la guerra", a lo que el sucesor de Juan María Atutxa al frente de Interior respondió por lo bajo: "Probablemente".
La parlamentaria de Unidad Alavesa Enriqueta de Benito comentó que la persistencia de la violencia "hace que en este país no haya libertad", y subrayó que, frente a lo que mantienen PNV y EA, "las detenciones son siempre buenas noticias", en alusión a las últimas operaciones contra ETA. Por contra, Balza argumentó que todo arresto relacionado con un delito político "es la demostración de un fracaso político", aunque tuvo que admitir que en Euskadi existe cierta quiebra de la libertad para las formaciones atacadas por la violencia callejera. Los tres partidos del bloque constitucionalista centraron sus críticas en los responsables políticos y calificaron de "profesionales" a los agentes de la Ertzaintza.
El portavoz de IU, Javier Madrazo, defendió el trabajo de Balza "sin ningún tipo de matiz". Advirtió de que esta polémica, "calentada desde los medios de comunicación", pretende "poner a la sociedad contra la Ertzaintza y el autogobierno".
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