Merino retrata en "Cuatro nocturnos" la realidad oscura
Para José María Merino "la literatura es un instrumento para describir lo inexplicable de la realidad". Parte el novelista de la base de que la realidad resulta oscura y compleja y de la convicción de que las manifestaciones artísticas se revelan como el mejor vehículo para esclarecer los hilos secretos de lo real. Su libro Cuatro nocturnos, publicado recientemente por Alfaguara, reúne otras tantas novelas breves que pretenden bucear en esos "aspectos lunares y oscuros de la realidad", según comentó José María Merino (A Coruña, 1941) el pasado martes."El amor como hermosa alucinación" (El hechizo de Iris), "lo cambiante de la identidad y su dependencia de la mirada de los otros" (La Dama de Urz), "la imaginación como elemento que nos hace humanos" (El mar interior) y "una reflexión sobre ese fenómeno de la creación de realidades que no existen" (El misterio Vallota) configuran el friso de temas del último libro de José María Merino. El título responde en parte a un homenaje a las ocho piezas narrativas de Hoffmann.
Lo misterioso
Se resiste un poco el autor a la definición de "escritor fantástico" y prefiere calificarse como "novelista de lo misterioso". A partir de esa reflexión, Merino declaró a los periodistas que "el género de novela corta parece el más adecuado para lo fantástico, para lo misterioso, y la obra maestra de ese tipo de literatura es La metamorfosis, de Franz Kafka". De cualquier modo, el novelista admite que la novela breve representa un género escurridizo y estimulante. También observa Merino una cierta paradoja en los gustos culturales cuando comenta que "mucha gente prefiere la literatura realista, pero en cambio muestra más predilección por las películas que están llenas de efectos especiales".
La escritora Rosa Regás destacó en la presentación de Cuatro nocturnos la búsqueda y la indagación literarias que Merino ha desarrollado en las últimas décadas. "Merino da vueltas a la realidad", señaló la autora catalana, "en una especie de caleidoscopio, pero también consigue abrir esa realidad, la va descubriendo en un afán de profundizar". Del estilo de Merino, la escritora resaltó su "cultivo del párrafo largo y su utilización de una prosa fluida y musical".
El editor Juan Cruz emparentó a Merino con autores como Juan Benet o Luis Mateo Díez y llegó a definir al autor de Cuatro nocturnos como el Borges español. "Si hay un fabulador español y un maestro para afrontar el relato, ése es Merino", dijo el editor.
Con una carrera iniciada hace más de dos décadas, este escritor gallego, pero criado en León, ha obtenido numerosos premios que comenzaron en 1976 con Novela de Andrés Choz y que han terminado, por el momento, con la concesión del Nacional de Literatura Juvenil por Los trenes del verano en 1993 y con el Miguel Delibes por Las visiones de Lucrecia en 1996. En los pasados años, José María Merino ha publicado Cincuenta cuentos y una fábula y ha coordinado la antología Cien años de cuentos.
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