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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A una amiga que dejé en La Habana

Da tiempo para pensar mucho mientras atraviesas el Atlántico, y más todavía al regreso si tu destino ha sido la hermosa isla de Cuba. Siempre he creído que, aun sin pretenderlo, el hecho de viajar convierte al menos avispado en periodista, y en este caso concreto resulta imposible pasear por La Habana vieja, o por cualquiera de sus barrios entre bellísimos edificios que parecen recién surgidos de un cataclismo, sin que te asalte la necesidad de serlo.Porque estas construcciones ruinosas que en algunos casos sólo precisan una mano de pintura, que aguardan entre montones de escombros la mirada caritativa de alguien, no son sino el reflejo de un pueblo que soñó esperanzado y que acecha el momento de ser redimido. Precisamente las voces de ese pueblo fueron las que me alertaron una vez superada la sorpresa, cuando la candidez con que acudí a enfrentarme a su desgraciada situación se fue al traste y comprobé que los pobres son pobres en todos los sitios y allí todavía más. Porque el reparto no es equitativo como ingenuamente sospechaba, o por lo menos no se benefician todos por igual de las consignas donde se habla de igualdad. Cabría preguntarse si la esclavitud ha sido verdaderamente abolida. Vivir sin libertad ni atisbo de ella resulta paradójico si se tiene en cuenta el número de turistas que aterrizan a diario en el José Martí, o sufrir la escasez de los productos más indispensables cuando en los hoteles y centros de diversión para extranjeros y cubanos adinerados el derroche está a la orden del día. Mientras en estos lugares no se escatima la energía eléctrica, las calles de La Habana por las noches están sumidas en una absoluta penumbra. Asombra descubrir en este punto la Embajada de España, resplandeciendo en medio de la oscuridad como una tarta de cumpleaños, diría que como una provocación.

Quienes se benefician en torno al creciente negocio del turismo, que ha hecho de la isla su mayor fuente de riqueza, pueden contar todas las lindezas que se les ocurran. No es necesario indagar para saber que forma parte del juego. Pero la desazón que le producen a un pensionista sus 60 pesos mensuales (unas 450 pesetas) lo llevan a no saber dónde dirigir su mirada, en la que se advierte, a partes iguales, su grado de sumisión y dignidad. En medio de tantas vicisitudes, Cuba es un pueblo que no ha perdido el buen humor, que saca partido incluso de su propia circunstancia para, entre agudezas, ir matando el tiempo. Un pueblo entrañable que cada nuevo día necesita sacudirse el fantasma de la hambruna con los escasos medios de que dispone. Me dice Migdalia, una anciana negra, que si el sistema empieza a caer en sus propias contradicciones es que ha llegado la hora de cambiar el mensaje. Qué nueva excusa buscarán, me pregunta, para seguir manteniendo esta situación cuando el embargo despiadado de EEUU desaparezca. Migdalia tiene 90 años y la mente serena y extraordinariamente lúcida para recordar su afiliación al partido, su entrega ilusionada a las campañas de alfabetización, lo hermoso de su sueño revolucionario. Su biznieta, que acaba de cumplir siete años, ya no tendrá derecho a su ración de leche, se la retiran a esa edad, a menos que pueda conseguirla mediante dólares americanos. ¡Quién piensa en esos lujos tan alejados de su realidad!

Migdalia me ha recibido endomingada, balanceándose pacientemente en una mecedora en el porche de su casa, en un barrio obrero. Se ha obstinado en obsequiarme con el zumo de unas naranjas, a cuyo trueque por una col asistí momentos antes. Y siguió hablando, siguió hablando durante mucho tiempo con el sosiego y sabiduría de quien lo observa todo. Por eso no se le escapa que los vientos del capitalismo, de los que tanto recela el sistema, han empezado a colarse en la isla sutilmente, como una brisa caribeña de la que duda beneficiarse. Como una brisa capaz de convertirse en huracán.-

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