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Marqués llama "megalómano" a Cascos y le acusa de promover "irregularidades"

La moción de censura del PP fracasó, pero el envite parlamentario no fue inocuo. El presidente de Asturias, Sergio Marqués, arremetió contra el vicepresidente primero del Gobierno central y ex secretario general del partido, Francisco Álvarez Cascos, y le acusó de "megalomanía". Luego, cuando Ovidio Sánchez, el candidato de los populares, le recomendó "tratamiento sanitario" para curarse de su obsesión por Cascos, mostró un documento por el que, afirmó, desde La Moncloa se le instó a favorecer a la cadena COPE, Radio Voz y Radio España en el reparto de licencias para nuevas emisoras y añadió que posee pruebas de otras "irregularidades" que se le quisieron imponer.

Como estaba previsto, la moción promovida por el PP a cien días de las elecciones y tras un año de enfrentamientos fracasó. Los populares se quedaron solos con sus 16 votos. Los 15 diputados presentes del PSOE (faltaron dos), los cuatro de IU (uno) y el del Partíu Asturianista se abstuvieron y los cinco marquesistas, ahora en la Unión Renovadora Asturiana, y un tránsfuga de IU se pronunciaron en contra.El momento crucial del debate fue el duelo entre Sergio Marqués y Ovidio Sánchez, el candidato del PP a sustituirle. Sánchez trató de centrarlo en la "ilegitimidad" de un Gobierno sustentado en el exiguo respaldo de cinco de los 45 parlamentarios. Marqués replanteó la iniciativa como un examen suspendido por el PP."Me van a censurar", advirtió Marqués de entrada, "unos pocos menos [diputados] de los que me invistieron [presidente] hace cuatro años". "El problema", ironizó dirigiéndose a Sánchez, "es que la Cámara no me vota hoy a mí, sino a usted, y estoy seguro de que va a cosechar un gran éxito". Pero Marqués fue más allá y arremetió contra Cascos. Así, atribuyó el origen de la crisis a que no se plegó a sus "presiones". Después le acusó de intentar un "asalto al poder establecido" incurriendo en "la más enorme de las megalomanías", exigiendo la destitución de un consejero con la amenaza de sancionar, en caso contrario, al presidente y tratando de imponer "un sistema totalitario y abusivo" en el que se ignora "la división de poderes". "Ustedes", prosiguió, "también recibieron instrucciones desde Madrid para presentar esta moción" ahora y no hace ocho meses. "Yo lo he vivido en mi carne. No me van a explicar ustedes lo que puede mover y lo que no el PP de Asturias sin la autorización de Madrid", apostilló.

A su vez, Sánchez reclamó el apoyo de todos los grupos para restablecer la "normalidad democrática" y la "dignidad de las instituciones". Para ello les ofreció "un amplio acuerdo de higiene política" con el que poner fin "al paréntesis autoritario" de Marqués. También les pidió "altura de miras" para anteponer la condición "ética" que acabe "con la perversión del sistema y la quiebra del principio de legitimidad" que entraña un "Gobierno tránsfuga" sustentado por cinco diputados de un partido que aún no ha concurrido a las urnas.

La apelación al transfuguismo soliviantó a Marqués, que rechazó esa etiqueta y puntualizó que él no se marchó del PP, sino que fue sancionado, vilipendiado y expulsado. Para el PSOE e IU la moción fue "una pelea de familia". El socialista Celestino Suárez insistió en que "no están en condiciones de restablecer la normalidad quienes la han socavado". Gaspar Llamazares, de IU, acusó al PP y a Marqués de "instrumentalizar el Parlamento".

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