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Pierre Boulez sostiene que las crisis creativas permiten avanzar en nuevos retos musicales

El compositor y director francés critica en Valencia la poca inventiva de los programadores

Ferran Bono

El director y compositor francés Pierre Boulez está convencido de que el término crisis no es sinónimo de estancamiento. Más bien, puede generar todo lo contrario. Tras dirigir el jueves un concierto en Valencia con piezas de sus admirados Schönberg y Mahler, el músico, de 74 años, afirmó ayer que las crisis artísticas son incluso positivas porque "permiten avanzar en la creación de nuevos caminos musicales". Boulez definió la dirección musical, en la que está muy centrado, como una mezcla de espontaneidad y sentimiento y añadió que nunca deja de componer.

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Fiel a su espíritu innovador, que le ha valido un lugar preferente entre los compositores más importantes de la música contemporánea, el discípulo de Messiaen y Leibowitz sostuvo que cuando un compositor dice haber entrado en crisis significa que ha llegado al final de una etapa y ya no tiene más que decir, por lo que el siguiente paso es enfrentarse con otros retos musicales y salir de la crisis apuntando hacia nuevas direcciones. "Colón creyó descubrir las Indias y lo que descubrió fue América", apuntó el director a modo de ilustración del, a veces, imprevisible proceso de creación.Por todo ello, Boulez rechazó los juicios negativos respecto a que la composición musical está atravesando una crisis creativa en este fin de siglo. En todo caso, será un punto de inflexión del que saldrá un nueva vía de experimentación musical. El músico ha declarado en alguna ocasión que quiere dedicarse por completo a la composición, pero ayer matizó sus palabras y señaló que "la vida es más complicada" y que dirigir y componer no son compartimentos estancos. "Conservo la pasión por la dirección, y también de lo que hacen otros músicos", afirmó, al tiempo que subrayó que no ha dejado de componer.

Lo que sí ha abandonado el compositor de Le visage nuptial, y ayer lo recordó en un tono de alivio, es toda la tarea administrativa que supone ser el director titular de una orquesta.

Boulez concibe la dirección y la composición como dos cosas mezcladas. "El hecho de ser compositor es útil, te ayuda a dirigir, por ejemplo, las obras de Mahler -no los Rückertlieder, que es fácil, me refiero a las sinfonías-, porque puedes ver la construcción", argumentó. "La dirección es una mezcla de espontaneidad y sentimiento", añadió.

Boulez llegó al Palau de la Música de Valencia con el tiempo justo para ensayar y dar el único concierto en el país durante la presente gira que está realizando. Ofreció un programa con diversas piezas de Arnold Schönberg y los Rückertlieder de Gustav Mahler, al frente de la Philharmonia Orchestra y de la orquesta de cámara que él mismo fundó en 1976, el Ensemble Intercontemporain. El martes actuó en Londres; el miércoles, en Bruselas, y ayer partió a Lisboa.

A pesar de que las distancias se acortan por la mayor facilidad para desplazarse por el mundo, Boulez hizo hincapié en que, a diferencia de lo que sucedía entre sus compañeros de generación, en la actualidad apenas existe comunicación entre los compositores. "Los músicos ahora están más encerrados en su país, antes eran más internacionales", dijo. Sobre los compositores españoles, indicó que mantiene estrechos contactos con los músicos de su generación Luis de Pablo y Cristóbal Halffter, y aseguró desconocer a las nuevas generaciones. En este sentido, lamentó la falta de comunicación e información entre dos países como, por ejemplo, Francia o España, "o Alemania y Francia".

No obstante, Boulez, que ha dirigido muy poco en España, subrayó que en la creación musical contemporánea no hay países, ni grupos, sino personas concretas, compositores que trabajan por libre. "Lo que realmente me importa son los músicos con personalidad, capaces de desarrollar su propio lenguaje, su estilo y su universo creativo".

Un universo que no encuentra en muchas ocasiones la forma de ser encauzado para llegar al público, al menos por lo que respecta a la música contemporánea. Boulez se mostró muy crítico con la "poca inventiva" de algunos de los programadores de conciertos, que "carecen de la visión y el coraje para afrontar las necesidades del público, que está preparado". "Es esencial la regularidad de la programación", concluyó. También, en relación al interés por la música contemporánea, el director francés dijo que le molesta sobre todo de los políticos y gestores culturales "la falta de profesionalidad".

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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