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España duplica su oferta para compensar la carga presupuestaria alemana en la UE

Xavier Vidal-Folch

Ha doblado la apuesta. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, envió anoche al máximo responsable de la Comisión Europea, Jacques Santer, una carta en la que detalla y amplía la propuesta que lanzó en la cumbre de Bonn, el pasado viernes, para compensar el desequilibrio financiero de Alemania con la Unión Europea (UE). La propuesta completa permite casi duplicar el montante previsto para Bonn desde 800 millones de euros (133.000 millones de pesetas) a 1.355 millones de euros (255.453 millones de pesetas).

El plan estaría vigente durante siete años, desde el 2000 al 2006, plazo de vigencia de la Agenda 2.000. Costaría 3.000 millones de euros -medio billón de pesetas- en dinero adicional al de la Agenda 2.000. Y a España le tocaría aportar 40.000 millones de pesetas anuales.En su carta a Santer, Aznar especifica que su plan para compensar el desequilibrio presupuestario de Alemania con la UE se subdividiría en dos programas. El primero, destinado a fomentar el desarrollo de las regiones de Objetivo 1 (las que exhiben una renta inferior al 75% de la media comunitaria) lindantes con fronteras de países de la Europa oriental candidatos a la ampliación, para digerir las posibles presiones migratorias procedentes de éstos. ¿Cuáles son? Tres länder

[estados federados] alemanes: Sajonia (4,5 millones de habitantes), Brandeburgo (2,5 millones) y Meclemburgo/Pomerania (1,8 millones). En total, 8,9 millones de ciudadanos beneficiados. Y una región austriaca, Burgerland, con 275.000 habitantes. Alemania se llevaría el 97% de este programa.

El segundo programa financiaría los gastos de mantenimiento de asilados y refugiados instalados en territorio de la UE. El propósito es empezar por "el caso más grave, la guerra en la antigua Yugoslavia", sugiere Aznar. Ni por albaneses ni por turcos. Los más beneficiados serían Alemania (400.000), Suecia (120.000) y Austria (60.000). Alemania se llevaría algo más del 60% de sus recursos.

La hipótesis española -aunque ésta no se concreta en la carta- estriba en que la dotación conjunta, de 3.000 millones de euros (la cantidad total es la misma de siempre, pero su reparto cambia), se distribuyera por mitades. En consecuencia, Alemania obtendría una transferencia bruta de 1.455 millones de euros anuales por el primer capítulo y 900 millones por el segundo. Un total de 2.355 millones.

De esa cantidad hay que restar la contribución alemana, unos 1.000 millones de euros (casi un tercio de todas las partidas presupuestarias). El saldo neto favorable a Bonn sería de 1.355 millones de euros, 255.453 millones de pesetas, en torno al doble de la primera evaluación provisional realizada según datos del Gobierno.

Precedentes

Por su cantidad y por su orientación a objetivos concretos, preseleccionados en función del país al que se pretende beneficiar, este programa se inspira en el Fondo de Cohesión, que beneficia a España, Portugal, Grecia e Irlanda. Pero a diferencia de éste, que tiene un carácter permanente según establece el Tratado de la Unión, sólo duraría en principio el septenio de vigencia de la Agenda 2.000. Por su relación con la ampliación, tiene "precedentes cercanos", los Programas Integrados Mediterráneos (PIM), creados en 1985 para preparar el impacto de la adhesión de los países mediterráneos, recuerda Aznar."Una solución así respeta los principios comunitarios que deberían presidir la negociación de la Agenda 2.000: buscar soluciones conformes con el Tratado", respetando las decisiones sobre ingresos ya aprobadas en el pasado "y por tanto

[que] no discrimine a uno u otro Estado miembro", justifica la carta. Y aunque no se alude a ello en el texto, este plan podría servir a su vez de precedente para un futuro programa de refuerzo al Sur de la UE respecto a las oleadas migratorias procedentes del Magreb.

La propuesta de Aznar, quien hasta la última cumbre se negó a asumir la existencia del problema alemán (Bonn contribuye más y recibe menos que otros países ricos del presupuesto comunitario), ha sido por el momento acogida fríamente. La carta de anoche pretende insuflarle nuevo empuje y un aliado, pues viene a pedir a Bruselas que la haga suya. Madrid calcula también que en caso de rechazo general, no se le podrá acusar de no haber actuado constructivamente, y podrá así justificar mejor una actitud de cerrojo ante las demás propuestas.

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