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Cárdenas propone un candidato único de la oposición para la presidencia de México

Juan Jesús Aznárez

El alcalde de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas, una de las principales referencias de la izquierda, ha propuesto una coalición de todos los partidos opositores, y elecciones primarias entre ellos, para presentar un candidato único capaz de derrotar al oficial Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las presidenciales del 2000. La propuesta, cuya ejecución plantea serias dificultades, ha sido fríamente acogida por el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), y su probable aspirante a la jefatura de Gobierno, Vicente Fox, la tachó de carente de reflexión

Cárdenas propone que las primarias se hagan antes del 10 de diciembre con participación de los precandidatos de los partidos de oposición y asociaciones ciudadanas. "La única condición será que las fuerzas cuyo candidato no triunfe en ese proceso se comprometan a respaldar al ganador". Cada aspirante presentará su oferta: "Si sale un candidato del PAN, lo apoyará el PRD[Partido de la Revolución Democrática]; pero si vence el candidato del PRD, tendría que ser apoyado por el PAN". Inmediatamente de conocido el ofrecimiento, se abrió la polémica, con opiniones en un sentido o en otro, y aspirantes poco dispuestos a ceder. "Si se quiere llegar más pronto a una transformación democrática más profunda, entre más partidos y ciudadanos vayan juntos, más cerca estará el final del régimen del Estado", agregó Cárdenas.

El ofrecimiento puede ser aprovechado por el PRI para "meter las manos en las primarias" y hacerlas fracasar, según Fox. La victoria del oficialismo en los últimos comicios a gobernador de Estado refuerzan la convocatoria de la oposición a una alianza que impida la dispersión del voto y una nueva victoria del PRI, que este jueves cumple 70 años en el poder.

Los personalismos entre quienes pretenderían el liderazgo de ese eventual frente opositor constituyen su escollo fundamental. "La mayor dificultad es que los posibles candidatos del PAN , por decir algo, Vicente Fox , o del PRD, el socialdemócrata Cuauhtémoc Cárdenas, difícilmente cederían su lugar", declaró Felipe Calderón, presidente del PAN.

Otro aspirante del PRD

Tampoco será fácil que ceda Porfirio Muñoz Ledo, nuevo candidato a la presidencia de México después de haberlo sido casi todo en política. Presidió el PRI, fue dos veces ministro, embajador en la ONU, legislador en ambas Cámaras, maquinador de altura, y se ha establecido finalmente en el grupo director del PRD. "Es extremadamente complejo", dijo al referirse a la posibilidad de un candidato común del PRD y el PAN, los dos grandes partidos de oposición. "Estoy porque haya tres candidatos y por una alianza de todas las fuerzas que no son del PAN en torno a un solo candidato". En marzo de 1988, el senador Alberto Anaya, presidente del Partido del Trabajo, coligado con el PRD en las últimas elecciones regionales, había pedido un Frente Nacional Opositor. Hace días, en Cancún, este parlamentario animaba a Vicente Fox a dotarse de "los tamaños" necesarios, es decir, de los atributos que distinguen al sexo masculino, para "romper con el sistema", con su inclinación a concertar con el PRI.Siendo éste el año de los destapes, el periodo de la definición de las candidaturas, Muñoz Ledo proclamó la suya, y trastornó el funcionamiento del partido. Sabe bien que si el alcalde de Ciudad de México, Cárdenas, hace lo propio, sus posibilidades de alcanzar la candidatura por el PRD casi quedan anuladas.

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El presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, también propagandista de una amplia coalición contra el PRI, sería el tercer hombre a considerar, pero, de momento, no parece apetecerle entrar en liza. También quiere ser presidente el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el hijo del histórico general Lázaro Cárdenas, disidente del PRI, como Muñoz Ledo, y promotor con él de la Corriente Democrática de 1986. Intentó la presidencia en dos ocasiones y prepara la tercera.

"¿Cuándo tomará una decisión sobre su candidatura?", se le preguntó esta semana. "Cuando haya una convocatoria del PRD. Espero que sea una reflexión colectiva en el partido, no de carácter personal". Cárdenas conoce bien que el grueso de la militancia de un partido cuya aportación a la democracia ha sido notable pese sus altibajos y piruetas programáticas, le tiene como candidato natural.

Igualmente lo sabe Muñoz Ledo. "En el PRD podemos estar cerca de la conformación de una estructura caudillista", protestó. Según las previsiones, ni Cárdenas ni Muñoz Ledo podrían desbancar al PRI. Y una coalición con el conservador Partido de Acción Nacional (PAN) se avizora complicada.

El grueso de la formación conservadora apadrina a Fox, quien el año pasado dijo estar dispuesto a renunciar en favor de Cárdenas si los sondeos demostraban que la candidatura de éste aventajaba claramente a la suya en la pugna contra el PRI. Pero eso es agua pasada. Raúl Álvarez fue dirigente estudiantil en el 68 y aspira a la sucesión de López Obrador. Su definición de los presidenciables diferencia entre Cárdenas, "un promotor de conciencia respecto a los problemas nacionales", y Muñoz Ledo y López Obrador, mejores navegantes en ambientes turbulentos, capaces de integrar opiniones, sintetizar intereses y abrir nuevas vías. Álvarez discrepa con Cárdenas, proclive a recibir los problemas y a considerarlos en privado, "con resultados inconvenientes para la vida política". Independientemente de temperamentos y modos, Cárdenas permanece atrapado por la Ciudad de México, atento al humor de sus casi 20 millones de habitantes. En buena medida, la percepción que éstos tengan de su gestión determinará su candidatura y posibilidades electorales.

El PRI cumple 70 años

En tanto la oposición se devana los sesos tratando de hacerse con la presidencia del Gobierno en las elecciones del año próximo, el PRI celebra mañana su 70º aniversario sin haberla perdido nunca. Pero el partido oficial registra en esta transición hacia la democracia una ebullición sin precedentes.Simplificando las diferencias, pugnan e intrigan por la candidatura del partido los tecnócratas, agrupados en torno al presidente, Ernesto Zedillo, y los priístas tradicionales, o dinosaurios, cuya figura más destacada es Manuel Bartlett, gobernador de Puebla hasta su autoproclamación como precandidato, sin esperar las instrucciones de la dirección del PRI.

Con motivo de la efemérides, los diferentes sectores del partido del Gobierno esperan que su presidente, Mariano Palacios Alcocer, aporte precisiones sobre el proceso de selección del candidato. Quienes ambicionan la jefatura del Estado quieren saber si van a ser eliminados los llamados candados, el reglamento que impide acceder a la candidatura presidencial por el PRI a los militantes sin cargos de elección popular en su biografía. Varios tecnócratas, entre ellos el secretario (ministro) de Hacienda, José Ángel Gurría, no los tienen.

Las trabas estatutarias se impusieron en 1996, precisamente para eso, para dejar fuera de la contienda por la sucesión a los fichajes sin trayectoria partidista, procedentes varios de prestigiosas universidades norteamericanas.

Las tensiones observadas en las filas del PRI son muchas, como no podía ser menos, en un partido de tentáculos, cacicazgos e intereses tan complejos. El PRI, nacido a rebufo de la revolución, ha sido fundamentalmente un partido presidencialista: el jefe del Ejecutivo decidía casi todo.

Durante más de seis decenios, en los años del acarreo de votantes, ganó elecciones por aclamación, pero ahora afronta el empuje de una oposición aparentemente convencida de que sólo unida puede derrotar al PRI, aún fuerte pese a haber perdido fuelle y clientela y sufrir choques internos.

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