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Puente aéreo universitario Valencia-Cuba

La Politécnica valenciana promueve proyectos tecnológicos en la isla caribeña

La Universidad Politécnica de Valencia (UPV) se ha ganado un lugar de privilegio en Cuba. En cuatro años de intensa colaboración ha logrado consolidarse como la única universidad extranjera que tiene una estructura estable en la isla y participa activamente en la vida académica y productiva de Cuba. Lo hace en asociación con el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría de La Habana y a través del Centro de Estudios de Tecnologías Avanzadas (CETA), institución que el año pasado obtuvo beneficios cercanos a los 400.000 dólares (cerca de 60 millones de pesetas) y coordinó la realización de diversos cursos de posgrado y doctorado con profesores y catedráticos valencianos.En 1998, la actividad del CETA cubrió una amplia gama de proyectos: desde la organización de cursos de gestión energética y de gestión de servicios técnicos para las principales corporaciones turísticas cubanas hasta la realización de diversos estudios de impacto ambiental y de tratamiento de residuos sólidos y líquidos, así como asesorías de negocios a empresas extranjeras no acreditadas en Cuba.

El pasado día 4, la Politécnica de Valencia invistió como doctores en tecnología de los alimentos a ocho ingenieros cubanos. Entre ellos estaba Débora Castro Espín, hija del ministro de las Fuerzas Armadas de Cuba, Raúl Castro, y sobrina del presidente cubano.

La aventura cubana de la universidad valenciana comenzó hace casi una década. Sin embargo, no fue hasta 1994 cuando las relaciones de cooperación dieron un gran salto cualitativo al crearse en diciembre de ese año el Centro de Estudios de Tecnologías Avanzadas.

Como órgano institucional y permanente de la colaboración científica y académica de la Politécnica en Cuba, el CETA, bajo la dirección del profesor y arquitecto valenciano José María Lozano, empezó a concentrar y canalizar todas las acciones de la UPV en la isla, desde la organización de posgrados y doctorados hasta la gestión de proyectos de cooperación con financiación de ayuntamientos, diputaciones y ONG valencianos, pasando por el asesoramiento de organismos cubanos y empresas extranjeras o mixtas con intereses en la isla. El año próximo, otros 10 profesores cubanos leerán sus tesis de doctorado en la especialidad de informática avanzada y diseño industrial.

Al finalizar 1995, en su primer año de existencia, el centro cubano ya había establecido relaciones con una docena de universidades, ministerios y empresas cubanos y extranjeros. Ese año, el volumen de ingresos del centro fue pequeño, inferior a los 100.000 dólares (cerca de 15 millones de pesetas), pero, desde entonces, quedaron sentadas las bases de las futuras relaciones del centro de tecnologías avanzadas con diversas instituciones y sectores productivos de la economía cubana.

Por acuerdo de los rectores de la Politécnica de Valencia, Justo Nieto, y del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría de La Habana, Hugo Wainnstock, en 1996 se crearon dentro del CETA cinco grupos consultores: el grupo de estudio para el turismo, el de medio ambiente, el de gestión energética integral, el de calidad de la arquitectura y el medio constructivo y el de tecnologías avanzadas.

Ya ese año, dicho centro estableció relaciones de trabajo con siete empresas extranjeras y comenzó a impartir cursos de adiestramiento en técnicas de computadorización para los funcionarios y trabajadores de la cadena hotelera Sol Meliá y de otras corporaciones turísticas cubanas.

La colaboración de ayuntamientos y diputaciones valencianas con Cuba a través de la Politécnica de Valencia también es significativa, aunque el objetivo es que todos los recursos que se obtengan por el trabajo de la oficina se reinviertan en proyectos en la isla, pues la UPV llegó a Cuba para quedarse.

Amplia cooperación

Si bien la UPV es la universidad española que más vínculos ha logrado consolidar en la isla en los últimos años, la cooperación entre instituciones académicas españolas y cubanas es amplia y tiene una larga tradición. Las universidades de Barcelona y de Valencia, por ejemplo, tienen desde hace años acuerdos de colaboración y programas para formar doctores cubanos en economía y derecho, respectivamente. El doctorado en derecho de la Universidad de Valencia, con una matrícula de 34 alumnos, comenzó en 1997 y es impartido por 16 profesores españoles que viajan periódicamente a La Habana para impartir las diversas asignaturas a los futuros doctores cubanos.La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona inició también, a principios de 1997, un doctorado en economía internacional para 27 profesores universitarios y directivos de varios ministerios económicos y organismos del Estado de Cuba.

La Universidad de Alicante, por su parte, tiene un ambicioso proyecto de cooperación con la Oficina del Historiador de la Ciudad y el Ministerio de Educación Superior -además de tener convenios firmados con 10 universidades cubanas-, que prevé actuaciones para la rehabilitación y restauración de La Habana Vieja, así como la realización de cursos de doctorado, diplomaturas y posgrados.

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