Turismo de baja intensidad
Benidorm es una confluencia de razas y de lenguas muy interesante, culturalmente hablando; la gente, sobre todo en invierno, además de este intercambio cultural, busca, buscamos, este sol mediterráneo que convierte la estación invernal en primaveral, pero, a mi modo de ver, la autoridad competente, el comercio, los alquiladores de pisos, etcétera, sólo miran la pela, venga como venga, y se preocupan más bien poco por cuidar la gallina de los huevos de oro. Me explicaré: las calles no son un dechado de limpieza; no hablemos de las construcciones, porque ya viene de muy atrás; hace unos años instalaron en las playas unos lavapiés, que es una hermosura lo que relucen, pero en invierno no funcionan; los echadores de cartas se encargan de desplumar a algún que otro jubilado sin que nadie les ponga freno, y un sinfín de deficiencias.-
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