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Tribuna
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Así nos ven y así nos vemos

Un estudio reciente concluía que el tema vasco ocupaba el 70% del espacio de las secciones de política de los medios de comunicación españoles. Garaikoetxea se quejó el jueves, en el pleno del Parlamento vasco, del permanente "chorreo, verdaderamente inaguantable", de los medios contra el nacionalismo vasco. Desde luego, la ignorancia sobre Euskadi de que hacen gala muchos tertulianos es insuperable. Mejor dicho, sólo superable por algunos medios extranjeros. La semana pasada, la revista italiana L'Expresso publicaba un artículo titulado "Vascos del terror y del gobierno" que se ilustraba con la fotografía que se reproduce aquí abajo. En ella se ve a un dantzari bailando el aurresku ante el lehendakari Ibarretxe y otras autoridades en la Casa de Juntas de Gernika. El pie dice lo siguiente: "Demostración de artes marciales en un cuartel de la Guardia Civil atacado por jóvenes de ETA".Garaikoetxea no aguanta tanto sectarismo antinacionalista, pero muchos vascos no nacionalistas también tendrían buenos motivos para quejarse. En los informativos de la televisión vasca se habla con toda naturalidad de partidos "vascos" y partidos "de obediencia española". Aparte de que resulte paradójica esa mención a la obediencia por parte de quienes la practican en grado sumo, es asombroso que un medio público se permita tal tratamiento sin que pase nada. En su último libro, Kepa Aulestia rememora el que solía ser contenido esencial del espacio de lectura de prensa diaria en Radio Egin: tras despachar someramente a los medios de la "ultraderecha golpista", del "nacionalismo español disfrazado de polanquismo socialista", de la "oligarquía neofranquista" y de sus acólitos del "regionalismo peneuvero", el comentarista conseguía llegar al único que le convencía: Egin.

Este diario sigue cerrado por orden judicial, pero su sucesor, Gara, lleva casi un mes en los kioscos. En su número 2, del 31 de enero, un columnista de la casa saludaba el nuevo diario diciendo que su nacimiento constituía "una victoria tan rotunda como la de Orreaga [Roncesvalles], la de Murumendi [batalla de la segunda guerra carlista] o la de la calle Correo de Madrid". En la calle Correo de Madrid, en septiembre de 1974, ETA asesinó a 12 personas.

De acuerdo con la estrategia de frente nacionalista impulsada por el PNV a partir de Lizarra, el diario Deia ha radicalizado su línea. En un sentido sabiniano: de regreso al nacionalismo etnicista y sumario de Sabino Arana. Gran parte de sus artículos de opinión son ahora muy agresivos, y no digamos los comentarios de la Revista de prensa: espacio destinado a rasgarse la túnica ante las cosas que dicen los periódicos de Madrid. Hasta hace poco habría sido increíble que ese diario osara criticar al Athletic de Bilbao acusándole de "rendir pleitesía al monarca" por haberle visitado en el marco de la conmemoración del centenario del club.

Hay una contradicción lógica entre la afirmación de que el Estatuto de Gernika no sirve y gobernar a su amparo. La forma de intentar superar esa incongruencia ha consistido en negar que jamás hayan dicho otra cosa: siempre fueron independentistas y partidarios de la gran Euskal Herria. Aseguran los psicólogos que toda afirmación desmesurada, demasiado subrayada, revela el deseo de ocultar que se piensa lo contrario de lo que se afirma. Pero reprimir los malos pensamientos produce acidez de estómago y paranoia.

El pasado día 12, un diputado del PNV, Carlos Caballero, autor del famoso artículo sobre las ratas que invadieron Ermua, publicaba en Deia un escrito titulado "Ante la actitud antivasca de los árbitros españoles". Sostiene Caballero que los equipos vascos están siendo víctimas esta temporada de la persecución arbitral y que ello es consecuencia de la "furibunda campaña" de los medios de comunicación "en defensa de los principios más jacobinos del nacionalismo español con ribetes del más tradicional imperialismo, y como consecuencia, en contra del nacionalismo vasco". Los árbitros, que "al fin y al cabo son personas normales" -concede Caballero- "no pueden sustraerse" a esa influencia. Menos mal que en la última jornada de Liga los tres equipos vascos de Primera, y también el Eibar, ganaron sus respectivos encuentros. Lástima que no lo hiciera Osasuna para evitar todo resto de suspicacia.

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