Un "hotel" para las cigüeñas
La repoblación de la Casa de Campo de Madrid alcanza su mejor momento con nuevas especies
En las 1.700 hectáreas de la Casa de Campo, la mayor zona verde de Madrid, hay sitio para todos. Para que convivan por igual, y sin tropiezos, los hombres, la fauna y la flora. Al menos eso es lo que pretende el departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento desde la puesta en marcha, en 1996, de un ambicioso plan de reforestación y repoblación animal que ahora se halla en su segunda etapa y en su mejor momento: liebres nuevas que ya juguetean, cotorras que construyen enormes nidos, aves ibéricas que empiezan a anidar en la zona y cigüeñas que se curan en un centro especial. Además, los árboles replantados ya se espigan. Todo un universo animal y vegetal que un equipo de expertos vigila y protege con esmero.Las cigüeñas tienen un segundo hogar en una vasta zona acotada. Allí, en un hábitat natural, se construyó un recinto en el que estos animales se recuperan de las heridas que sufren a menudo. "Es como un hotel", explica uno de los biólogos a cargo del proyecto. Las cigüeñas, enviadas desde otros centros de la ciudad, reciben atención médica hasta que pueden emprender el vuelo nuevamente. Las que no consiguen recuperarse permanecen a sus anchas en el espacio que se ha diseñado para ellas.
Pero también la Casa de Campo es un inmenso hotel para los peces, las ranas y las liebres. Con todos se ha llevado a cabo un riguroso proceso de repoblación que busca el equilibrio natural del ecosistema. "Nuestra intención es que el parque tenga mejores condiciones para recibir a los animales que se críen o que lleguen aquí", comenta Javier López del Pozo, biólogo que trabaja en el proyecto de recuperación ambiental.
Ya se han construido nueve charcas artificiales, con el objetivo de solucionar, en lo posible, la falta de agua en la Casa de Campo. "En las charcas se han introducido peces gambusia y bermejuela", explica Javier López del Pozo. "Y se están habituando bien", añade.
En la Casa de Campo también acaba de concluir la construcción de un pequeño observatorio de aves. Dentro de poco tiempo, los alumnos de primaria y secundaria de los colegios de Madrid podrán visitar el lugar y disfrutar con las distintas especies que ya comienzan a llegar al sitio. Aves de invierno, como el verdecillo, el carbonero común, el gorrión molinero o el mochuelo. O de verano, como el autillo o el ruiseñor. No sólo han llegado nuevos pájaros. Los biólogos encargados del plan aseguran que "muy pronto" la Casa de Campo contará con una especie de mariposa muy madrileña que poco a poco ha ido desapareciendo: la mariposa del madroño, que habita a la sombra de tan simbólico árbol.
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