Manual del perfecto labrador

¿Cómo evitar que se desaproveche el abono en los terrenos escarpados? ¿Cuál es el mejor ciclo de cultivos en los terrenos de barbecho? ¿Qué estiércol es el más indicado para las leguminosas? Muchos de los 23.000 madrileños que aún viven de la agricultura encontrarán sencillas todas estas cuestiones, pero la vacilación puede acecharle a cualquiera en un momento dado. Por ello, la Dirección General de Agricultura y Alimentación de la Comunidad de Madrid se ha decidido a elaborar un Código de buenas prácticas agrarias, el primer vademécum que edita la Administración autónoma sobre el agro y sus peculiaridades. No se trata de que el campesino vaya a las plantaciones con el manual en el bolsillo, como si del catón se tratase, pero el librillo se ha concebido para que cualquiera pueda salir de dudas cuando se encuentre con alguna dificultad inesperada en su trabajo.El código es consecuencia de una directiva de la Unión Europea, fechada en diciembre de 1991, sobre la protección de las aguas contra la contaminación por los nitratos de los abonos. Ha pasado bastante tiempo desde aquel imperativo comunitario, pero la Comunidad ha tenido que radiografiar primero toda la orografía regional para determinar, ante todo, si existía alguna "zona especialmente vulnerable" a estas contaminaciones. Como la respuesta ha sido negativa, el manual se consagra a aportar consejos "sobre la correcta utilización de los medios de producción y el mínimo impacto ambiental". Ninguno es de obligado cumplimiento, pero en el ánimo de los redactores pervive la idea de que todos salen ganando si se atienden estas "elementales consideraciones".

"Para el hombre curtido en el campo, buena parte de las cosas de la guía le parecerán de cultura general", admite el director regional de Agricultura, Adolfo Cazorla. Sin embargo, agrega, ésta era una oportunidad única para plasmar por escrito todo ese caudal de saber que ha pasado, durante siglos, de padres a hijos. Y remacha: "El buen agricultor es, posiblemente, el mejor ecologista. La intuición y la experiencia le llevan a esperar tres días después de la lluvia para no desperdiciar abonos. El manual se limita a plasmar este tipo de cosas en negro sobre blanco, pero también a alertar sobre ese modelo de campesino joven y rico al que se le va la mano con los fitosanitarios y se convierte en un peligro para el medio ambiente".

Este abecé del labrador aplicado se divide en una docena de capítulos. El texto original ocupa cerca de 40 páginas de lectura a veces árida y tecnicista. Sin embargo, a la hora de confeccionar los manuales (la primera tirada comprende 2.000 ejemplares) se ha procurado dulcificar los contenidos con esquemas e ilustraciones muy agradecidas para el lector, ya sea experto o profano. Al final quedan consejos como los que siguen:

Cómo dosificar el abono. La forma del nitrógeno en el abono puede ser nítrica, amoniacal o ureica, y hay que saber cuál y en qué dosis debe aplicarse en función de cada cultivo. Por ejemplo, los viñedos necesitan nitrógeno amoniacal 15 días antes de la rotación, y con el maíz se requiere un tratamiento particularmente minucioso: un tercio del abono antes de la siembra, otro tercio cuando la planta alcanza los 25 centímetros, y el resto, a partir de los 55 centímetros. Importante: las leguminosas dejan nitrógeno atmosférico en el suelo, lo que viene muy bien como "aporte precoz" para el cultivo siguiente.

Cómo fertilizar terrenos inclinados. El labrador debe ingeniárselas para neutralizar el riesgo de escorrentía. Y algunos trucos funcionan: enterrar ligeramente los fertilizantes en los suelos desnudos o cubrir con hierba las calles en los cultivos en línea.

Rotaciones contra el barbecho. Los procedimientos para reducir las temporadas improductivas en los terrenos con peores condiciones casi parecen ejercicios de combinatoria matemática. Los autores recomiendan rotaciones como girasol/ trigo/ maíz/ repollo, girasol/ cebada/ maíz/ coliflor, trigo/ patata/ cebada/ melón o cebada/ lechuga o coliflor/ maíz.

Cuidado con los cursos de agua. El agricultor ha de ser muy minucioso si trabaja cerca de puntos con agua potable. La petición del vademécum es ésta: "Los desechos orgánicos no deben aplicarse a menos de 35 metros de una fuente, pozo o perforación que suministre agua para el consumo humano o se vaya a usar en las salas de ordeño".