Difícil vuelta atrás
La anorexia nerviosa, un trastorno de la alimentación caracterizado por la pérdida voluntaria y extrema de peso, no es lo mismo que hace una década. Entonces Jaume Pagés, padre de una afectada, no sabía ni qué hacer ni adónde dirigirse. La presión de las asociaciones de padres ha permitido impulsar una infraestructura sanitaria y una conciencia social sobre el tema.Esto se ha traducido en que hoy se recupera totalmente entre un 60% y un 65% de las pacientes atendidas precozmente, estiman los médicos especializados. La enfermedad es grave y en sus últimas consecuencias puede comportar la muerte. Fallece entre un 5% y un 6% de las afectadas, generalmente por suicidio.
El resto, entre un 25% y un 30%, quedan para siempre marcadas por la enfermedad. Suelen ser jóvenes que han llegado a las terapias en estado avanzado o que las han abandonado repetidamente. La conducta patológica que las encerró en el círculo de la obsesión anoréxica es difícil de erradicar y malviven con su desnutrición y deterioro mental consecuente el resto de sus días.
Afortunadamente cada vez se reducen más los porcentajes de fracasos. En los hospitales del Insalud, los ingresos de pacientes con trastornos alimentarios se mantienen estables en los últimos dos años en algo más de 400 casos anuales. El 79% ingresa en psiquiatría y permanece alrededor de un mes. La mayoría de las niñas son cogidas ahora más a tiempo y tratadas de forma ambulatoria.
No hay cifras aún sobre la incidencia real de esta enfermedad en España. Como muestra, la unidad de anorexia del hospital Niño Jesús atiende alrededor de 180 casos cada año.
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