El "buque insignia"

La pérdida de las elecciones legislativas generales en 1996 ha marcado un antes y un después en el poderoso PSOE andaluz, que cuenta con el mayor número de militantes (107.000) y cargos electos de todas las federaciones socialistas, y es el partido hegemónico en Andalucía desde las primeras autonómicas de 1982.Desde que Felipe González salió de La Moncloa, el PSOE andaluz ha cumplido el doble papel de encabezar la oposición al Ejecutivo de José María Aznar y de gobernar una comunidad de algo más de siete millones de habitantes y con un presupuesto anual de 2,5 billones de pesetas.

Sin González y sin Alfonso Guerra, líderes naturales, el PSOE andaluz se ha hecho mayor y ha recuperado una de sus principales características como el partido de la autonomía y de los andaluces.

La demanda de que el Estado dote a la comunidad en función de su población real (hay 365.000 andaluces desaparecidos financieramente) se ha convertido en una bandera reivindicativa apoyada por todos (partidos, sindicatos, empresarios y organizaciones civiles).

Puede ser una bola de nieve que detone un nuevo 28 de febrero como el que se produjo en 1980, con miles de andaluces en la calle para exigir un proceso autonómico igual que el de las llamadas comunidades históricas. De hecho, el PSOE andaluz viene desplegando desde hace tres años campañas de fuerte contenido reivindicativo, con medios similares a los de la época electoral.

Pero, paralelamente a subrayar su perfil autonomista, el PSOE ha ahondado en otro de sus anclajes: un partido de izquierdas que debe marcar distancias, a través de medidas de gobierno, con la política que emana del Consejo de Ministros.