Contra la mayoría absoluta J. J. PÉREZ BENLLOCH Siempre creciendo
Ignoramos qué mosca le habrá picado a Juan Roig, titular y motor de Mercadona, para romper su habitual hermetismo y airear las excelencias económicas y laborales de la empresa que rige y casi parió. Pero ha sido una novedad plausible que nos ha desvelado un prodigio de expansión, como se desprende de las cifras: los 7.000 millones que se facturaron en 1981 se han convertido en 430.000, previstos para este año, el 93% de sus 16.076 trabajadores tiene contrato fijo y en unos meses serán 400 los supermercados de la red. El eslogan de la compañía, "Siempre Precios Bajos" bien pudo haber sido "Siempre Creciendo". Muy atrás quedan los vagos rumores sobre crisis financieras y conflictos laborales, habitualmente desmentidos mediante nuevas y más ambiciosas operaciones. Además, el más joven de los Roig, que ahora luce un look de apacible profesor de Harvard, tiene cuerda para rato y hace tiempo que practica la cultura del riesgo que predica el ministro Josep Piqué.
Carlos Fabra
Presidente de la Diputación de Castellón, puede ver cumplido su capricho con la construcción de un aeropuerto en la capital de La Plana. El presidente Zaplana ampara el delirio. Confiemos en que el paso del tiempo y la austeridad que se avizora impidan este despilfarro. Ramón Cerdá, empresario del mueble, se perfila como candidato del PSPV al Ayuntamiento de Vallada, su pueblo. Se trata de una vocación política tardía que se lo pondrá muy difícil al actual regidor popular y diputado autonómico, Fernando Giner. Pierda o gane, el aspirante dará mucho que hablar. Por lo pronto, él mismo no parará. Julio de España y Olé, presidente de la Diputación de Alicante, considera que el actual alcalde de Pego, Carlos Pascual, tiene las cualidades requeridas para ser alcaldable por el PP. Don Julio no ha emprendido siquiera la marcha hacia el centro: se ha fosilizado en el Cromagnon. Társilo Piles, presidente provincial de UV, jura o promete por sus ancestros que no ha movido un dedo contra Fermín Artagoitia, el secretario general unionista. Le creo, pues si lo mueve se lo carga.
IVAM: diez años
Parece que fue ayer -y han transcurrido 10 años- cuando la derecha analfabeta de Valencia cuestionaba el proyecto museístico del consejero de Cultura Ciprià Ciscar, como objetaba asimismo el Palau de la Música, del alcalde Pérez Casado. Ya son una realidad cuajada, afamada y que nos enorgullece por haber contribuido a sacudirnos el pelo de la dehesa. A dos lustros vista podemos valorar justamente el rendimiento de aquella modesta inversión en el Instituto de Arte Moderno, que bien pudo celebrar la efeméride inaugurando su demorada y necesaria ampliación. Pero no hubo celebración. Ni esa, ni ninguna. Sus gestores han debido de olvidar la fecha -18 de febrero- o bien ésta era incompatible con la agenda de su viajero director, ausente en Londres o en la Cochabamba. Lamentable imprevisión. Lo bien cierto es que el jueves pasado y en el vestíbulo del instituto se presentaba socialmente una empresa de telefonía. Si era una evocación surrealista, lo consiguieron plenamente.
FLORA Y FAUNA URBANASAntonio Gil Terrón
Empresario, poeta y vicepresidente segundo de la CAM, se las tiene tiesas con el presidente de la entidad, Vicente Sala, y el director general, Juan Antonio Gisbert. El meollo de la discordia es la distinta posición de unos y de otro acerca de la inevitable fusión con Bancaixa. El poeta es partidario, lo que, coherentemente, le impide aprobar un plan de expansión -por fin aprobado- que aquellos postulan y que no contempla esta positiva fatalidad. En la era de la globalización los hay que todavía se empecinan en el cantonalismo económico. O se aferran a la poltrona. Carmen Pérez, directora general de Patrimonio, ha sido denunciada por los Ecologistas en Acción, de Alicante, debido a la concesión de una licencia al alcalde de Santa Pola para la construcción de seis bungalós en la isla de Tabarca. A juicio de los verdes, no hay cobertura jurídica. Con menos juicio, y tan sólo con darse un garbeo por aquel paraje, doña Carmen hubiera comprendido que cometía un disparate, aunque fuese un favor a su comilitante.FLORA Y FAUNA URBANASLos socialistas de la ciudad de Valencia tienen prácticamente decidida la lista de candidatos que acompañarán a Ana Noguera en las próximas elecciones municipales. Salvo sorpresas de última hora y algún cambio por el que ahora mismo se está pugnando, mañana se alumbrará el pelotón de aguerridos y aguerridas que han de acometer la ingente hazaña de, como mínimo, arrebatarle la mayoría absoluta al PP y a ese dechado de gracias e insólita encandiladora que es la alcaldesa Rita Barberá. No es misión imposible, pero lo tienen peliagudo, si hemos de creer los pronósticos que arrojan las encuestas de opinión y la seguridad que exultan las huestes populares, convencidas de que acrecentarán su número actual de escaños. O sea, de que irán al copo. El Señor se apiade de nosotros. Damos por supuesto que el lector ya conoce por otras fuentes la decena de candidatos con opción de conseguir acta que acompañarán a la cabeza de lisa. El secretario general de la ciudad, José Luis Abalos, la tiene prácticamente cerrada, a falta de resolver el dilema entre José Sellés y Miguel Mazón. Aquel es el amparado por Joan Lerma y la agrupación del Marítimo, éste es el deseado por la cabeza de lista a tenor del rendimiento que uno y otro han revelado a lo largo de la legislatura. Guste o no la lista, esa es la cera que arde, un surtido de novedad y veteranía, y resulta gratuito lucubrar sobre alternativas de mayor relieve político o profesional. Entre otras cosas, porque los que están se lo han currado, responden a la renovación emprendida, han hecho profesión de fe cuando nadie daba un pitillo por la suerte del partido y éste les ha otorgado su confianza. Además, ¿dónde están esas personalidades ensoñadas, mirlos carismáticos? Su objetivo ya queda dicho: impedir que los populares revaliden su mayoría absoluta, para lo que el PSPV deberá superar con creces los resultados pasados y alcanzar los 10 u 11 ediles, sin que el PP sume los 17 actuales y las demás fuerzas concurrentes -EU y UV- no se desfonden. Pero estas previsiones pertenecen a la cabalística electoral. Lo que ahora importa no es tanto hacer castillos en la arena como formular un mensaje creíble, sacudirse la resignación que ha venido macerando los ánimos del censo socialista y aprestarse a la faena de recuperar el espacio perdido. Y recuperarlo con lo que se tiene: muy precarios apoyos mediáticos y flaca bolsa. Sin embargo, la izquierda puede compensar parcialmente esas limitaciones echando mano de su santabárbara ideológico y argumental para autoconvencerse y persuadirnos de que existe y postula una manera distinta de gobernar la ciudad. Una ciudad taquicárdica como consecuencia de su febril y desnortado desarrollo urbanístico. ¿Acaso sabe alguien qué modelo o monstruo están pariendo? La ciudad, como el Puente de las Artes, va de ninguna parte a parte alguna. Lo único seguro es que nuestra inefable Rita inaugurará grande bulevares y rotondas, prodigará su sonrisa por doquier, pero es dudoso que pulse el sentir del censo innumerable de ciudadanos insatisfechos con su calidad de vida. Como las evidencias son indiscutibles, concedámosle a nuestra jovial regidora el mérito y el boom de las inmobiliarias, con la espectacularidad de la arquitectura emergente en los espacios privilegiados para consumo de caudales negros como el azabache. En contrapunto, escudríñese en los capítulos más modestos, cuya ejecución es lenta o emplazada sine die, pero de los que depende el bienestar fundamental del vecindario. Aludo a los solares para escuelas, polideportivos, plazas de garaje para residentes, la lentísima metamorfosis de Ciutat Vella, sin excluir esa ahogadiza del pequeño comercio local que es el impuesto de actividades económicas (IAE), tan gravoso. Inquiérase a este respecto, cómo se han fundido los 12.000 o 15.000 millones que cada año, desde 1991 al 98 se han dedicado a inversiones. O en qué demonios se pulen los cientos de millones del estrambótico III Milenio... Comprendo que la señora Barberá es un hueso -perdón- duro de roer y que la empatía popular que suscita habría de ser objeto de un tratado de psicología colectiva, pero no se debe desdeñar al pueblo soberano, muy capaz de percibir que la señora rehuye el menor compromiso personal, sustituye las ideas por las zalamerías y que gobierna -legítimamente, ojo- para unos más que para los otros. Los chicos y chicas de candidatura socialista han de airear estos y otros extremos, además de razonar sus propias alternativas.
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