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Las propuestas que llegan del norte

En la cuadrícula de pasillos de los dos pabellones del parque ferial de Madrid que hasta el 16 de febrero ocupa Arco, la feria internacional de arte contemporáneo, unos pequeños letreros indican el nombre de cada galería y su ciudad de procedencia. Apenas se ven en medio de la vorágine de color y formas de las obras expuestas por 233 galerías, más de la mitad procedentes de países extranjeros. Entre tal aluvión, los siete galeristas que acuden desde el País Vasco reproducen esquemas similares al resto de expositores: apuestan por resumir lo mejor que ha pasado por la galería en el último año, se descuelgan seleccionando entre los artistas que representan a los más jóvenes o se arriesgan con una exposición monográfica. "Somos un sector global. Las galerías de arte contemporáneo en Euskadi son equiparables al resto de las que están presentes en Arco", dice Roberto Saénz de Gorbea, director de Windsor Kulturgintza, de Bilbao, y miembro del comité organizador. Saénz de Gorbea identifica a los siete, a pesar de las diferencias, con un rasgo común: "La galería de periferia es una realidad". Son las galería Altexerri, Dieciséis y DV, de San Sebastián; Colón XVI, Vanguardia y Windsor, de Bilbao; y Trayecto, de Vitoria. Desde Pamplona, sólo ha viajado a Madrid Lekune, reabierta en octubre de 1996. Y Arco es su oportunidad por ganar un espacio que les disputan las grandes firmas de Madrid. "Las galerías vascas están haciendo un trabajo importantísismo de difusión, no sólo en las exposiciones sino también en las ferias y representando a nuestros artistas", asegura. "Cuando acuden a Arco las galerías vascas traen una propuesta plástica de riesgo. Gente joven, nueva, buenos profesionales. Pero eso significa que sus cotizaciones no sean elevadas y es necesario generar más ventas para equilibrar el resultado. Muchas veces no se ve el riesgo económico, ni se agradece que muchas galerías vengamos con estas propuestas arriesgadas, que enriquecen la feria y dan matices". Windsor ha vuelto a optar este años por una muestra colectiva. Los seis artistas elegidos se alinean en dos grupos. Por una lado, tres de la generación de los años 80 (Mikel Díaz Alaba, Curro González y Juan Ugalde) y otros tantos identificados con los 90 (José Ramón Amondarain, Luis Candaudap y Txus Meléndez). Altxerri, de San Sebastián, también ha optado este año por una colectiva. La mitad de su espacio lo ocupan las obras del escultor Xabier Laka, en un juego entre la idea de la casa y el cambio de escala. Laka comparte protagonismo, entre otras piezas, con las obras fragmentadas de Edu López, premio Gure Artea, y una muestra testimonial de Rafael Ruiz Balerdi, que trata de aprovechar el eco de sus recientes exposiciones individuales, explica Juan Ignacio Garcia-Velilla, su propietario. Gonzalo Sánchez, de la Galería Dieciséis, de San Sebastián, ha llevado este año a Arco su apuesta por el arte de Amable Arias. Sólo oferta pinturas de este artista. Una pequeña colección paisajes de los años 50 abre paso a óleos de los años 1966 y 1967, que juegan con el vacío y las pinceladas cargadas de materia. "Me compensa venir con un solo artista. El riesgo económico existe, pero es sobre todo un reto profesional", asegura Sánchez. "El stand individual es como una exposición en la galería, pero con la gran repercusión de Arco". El contenido de las exposiciones presentadas por DV, Colón XVI y Trayecto no guarda relación, pero ambas comparten una misma filosofía: ofrecer en Arco un resumen de la programación anual. "Venimos a mimar a los potenciales clientes y a ampliar horizontes", decía Lourdes Fernández, directora de DV rodeada de los dibujos de Pello Irazu y los montajes de fotos y vídeo de Jon Mikel Euba. María Antonia Nieto, de Trayecto, llevó a Madrid una selección de seis artistas que han abarcado las técnicas de la pintura, escultura, fotografía e instalación. "Tienes que venir con tu trabajo de todo el año", recalca. ¿Objetivos de la presencia en Arco? "Yo estoy contenta de como queda el stand y lo que tenga que pasar, ya llegará", afirma. "Vengo a Arco, voy a Berlín, a Basilea... cuanto más importante es una feria, es más selectiva, te ponen en tu sitio. Arco está demasiado masificada". En el espacio ocupado por Colón XVI, el gancho para atraer al público esta formado por los nombres de Arroyo, Chillida, Tàpies y Nagel, premio de la Asociación de la Prensa al mejor artista de 1998. Pero también reservan un hueco a los más jóvenes, Eduardo Chillida Belzunce y Pedro Txillida. Después de 18 años de feria, los galeristas entienden Arco como un punto de encuentro de la profesión, al que acuden tanto por prestigio como en busca de negocio. "A Arco venimos a estar y a vender, claro", resume Saénz de Gorbea. "Más que las ventas", precisa García-Velilla, "el éxito de Arco es conseguir exposiciones, que se mueva el trabajo de los artistas".

Vanguardia se centra en la fotografía

Las técnicas fotográficas han ganado un especial protagonismo en esta edición de Arco. En esta tendencia se inscribe la exposición presentada en la feria por la galería bilbaína Vanguardia. Bajo el título De la fotografía la directora de Vanguardia, Petra Pérez, ha reunido el trabajo de una decena de artistas. "En mi caso no se trata de sumarme a la corriente la fotografía está de moda", explica. "Creo que lo que está ocurriendo es que los artistas están descubriendo las posibilidades de la fotografía". Petra Pérez reconoce la aparición en el panorama artístico de creadores que se introducen en la fotografía de una manera superficial "alardeando de que no son fotógrafos y no conocen la técnica". Frente a éstos, ella ha apostado por "el artista que ha descubierto la fotografía como un medio más de expresión, que puede ser aplicada en cualquier tipo de manifestación artística". Franjas negras y amarillas En un pabellón de uniforme moqueta gris, Vanguardia llama la atención. Petra Pérez ha cubierto el piso del espacio que ocupa en Arco de franjas negras y amarillas, como el cuerpo de una avispa. Sobre las tiras amarillas se lee "artist line do not cross". Las obras que cubren las paredes demuestran la multiplicidad de usos de la fotografía. Los artistas representados son Fernando Eguidazu (escultura), Asunción Goikoetxea (soporte heliográfico), Morquillas (instalaciones, infografías), Mertxe Periz (instalación fotográfica), Txuspo Poyo (vídeo y película), Josué Pena, Alejandro Garmendia y Begoña Usaola (manipulación pictórica sobre imagen fotográfica) y Marisa González y Begoña Zubero (fotografía). La artista navarra Asunción Goikoetxea, presente en Arco, se mostraba satisfecha del reconocimiento de las técnicas fotográficas. "Surge como una explosión. Está muy bien que se tenga en cuenta, porque se ha dado más credibilidad a otros métodos de creación más tradicionales", decía la artista, que crea sus obras tratando con sustancias químicas el papel heliográfico. "No es fotografía", puntualiza su galerista. "Pero es un soporte con un comportamiento similar porque también es un papel que se impresiona con la luz y permite conseguir diferentes tonos, colores, formas". No es la única variación del juego de la sensibilidad a la luz. "Otros artistas prefieren traspasar las imágenes a los lienzos tratados con emulsiones fotograficas, e intervenir con pintura, o fotógrafos más clásicos, que ahora intentan sacar las máximas posibilidades a esa fotografía", prosigue la galerista. Vanguardia ha querido unir a artistas que tienen en común su forma de trabajar, sin necesidad de incluir una abundante muestra de su trabajo."Para mí, lo importante en todos los casos es que la fotografía es para ellos un soporte plástico, una herramienta de trabajo. Optan por investigar las posibilidades del papel fotográfico y la película, o por tratarlo a través del ordenador y de las nuevas impresoras. Son artistas con una gran inquietud por estudiar los soportes plásticos y demuestran la importancia de la fotografía sobre las demás manifestaciones artísticas".

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