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Un ciclo que se cierra

El cónsul francés René Bardin se hizo construir Villa Marco, en territorio de El Campello (L"Alacantí) en 1899. Se trata de una casa señorial que respondió al gusto por lo fastuoso de la burguesía de la época. Una escalinata de mármol blanco comunica la mansión con un jardín rico en vegetación y ensombrecido por ficus, pinos, olivos y palmeras que sirven de refugio a cerca de 120 pavos reales. Justo al final de ese edén se instalará la nueva sede del Liceo Francés de Alicante, que ha adquirido, por 62 millones, 25.080 metros cuadrados sobre los que levantarán el aulario y las instalaciones deportivas del centro. De este modo, Francia vuelve a los terrenos de Villa Marco cien años después y demuestra la teoría, ampliamente extendida, de que aquello que conocemos como Historia no es sino una sucesión de ciclos que se abren y se cierran a medida que pasa el tiempo. Para redondear el círculo, Bardin fue el promotor de la primera escuela francesa en Alicante y ahora, cien años después, el Liceo vuelve a Villa Marco para recuperar un espacio ligado en origen a su cultura. Referentes patrios encontrarán, además de en la distribución francesa del jardín, en las dos estatuas que Bardin hizo instalar a los lados de la casa. Ambas son obra de los hermanos Vicente y Daniel Bañuls. La que mira al norte representa la noche. La ubicada en el sur es una alegoría de una estrofa de la Marsellesa, aquella que proclama que "le jour de gloire est arrivé" (el día de la gloria ha llegado). Pero huyamos del chovinismo. Villa Marco ha sido durante sus cien años de historia un pedazo de tierra cosmopolita. Así, a la dominación francesa le siguió la argentina. Es decir, que por un breve periodo de tiempo, mansión y jardín estuvieron bajo soberanía de este país, ya que en 1939 fue la sede de la embajada de Argentina. Su titular, Eduardo Lorenzo Barrera, guardó en la capilla de la finca la Santa Faz, un trozo de lienzo que supuestamente fue el que utilizó María Magdalena para secar de sudor el rostro de Cristo durante el via crucis. El embajador pretendía así preservar la reliquia en los convulsos momentos de la guerra civil. Los acontecimientos históricos en la villa continuaron inmediatamente después, cuando el Gobierno de la República recaló en Alicante antes de huir hacia el exilio. En Villa Marco (otra versión sostiene que sucedió en Elda) se celebró la última reunión del Gabinete legítimamente elegido en las urnas, presidido por Juan Negrín. La finca pasó después por distintas manos hasta llegar a la actual comunidad de propietarios, la sociedad Villa Marco, promotora de los terrenos, que han crecido hasta conformar 230.000 metros cuadrados. Si todo se cumple como es previsto, la Villa Marco original vivirá su jubilación convertida en sede del Instituto de Ecología del Litoral y jardín botánico de libre acceso. También los pavos, que han formado una colonia que campa a sus anchas por la finca desde la aparición casual del primer ejemplar hace unos 30 años, continuarán picoteando pienso alrededor de los árboles. El desarrollo planeado para Villa Marco es el resultado de años de negociaciones entre los propietarios y el Ayuntamiento de El Campello. Entre los acuerdos alcanzados, se prevé que los 62 millones pagados por el Liceo sean donados al Consistorio para la adecuación de los accesos al centro docente y las urbanizaciones que lo rodearán. El Liceo consigue así que sus estudiantes aprendan en un entorno idílico, con la posibilidad de completar sus estudios sobre botánica en el jardín anejo, y la sociedad dota de prestigio su promoción, que se completa con tres conjuntos residenciales y un complejo hotelero. Como corazón de todo el conjunto permanecerá la mansión de Bardin. Será completamente restaurada para que las habitaciones superiores alojen a los personajes ilustres que, de ahora en adelante, visiten Alicante. Y en su jardín, los ficus, las palmeras, los pinos y los olivos escucharán de nuevo conversaciones en el idioma de la persona que ordenó su plantación.

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