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NECROLÓGICAS

Bermudo Meléndez, catedrático de Paleontología, investigador y humanista

El pasado viernes, 29 de enero, fallecía en su domicilio en Madrid uno de los hombres a quienes más debe el progreso científico en España y nuestras universidades en las últimas décadas. El profesor y académico de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid Bermudo Meléndez Meléndez, había nacido también en el mes de enero de 1912.Amaba todo lo que vive y crece y es bello, lo que llena la vida de color y armonías, todo lo que nos enseña a disfrutar del vivir, del espacio y el tiempo, y a compartir esos disfrutes. Amó las flores, la música, las mariposas, y se dedicó al estudio de los fósiles. Amó intensamente a su familia y esto no le impidió volcarse plenamente en sus tareas de docencia universitaria, dedicarse a sus discípulos, con los que multiplicó y potenció los trabajos de investigación y de extensión del saber que había emprendido hace sesenta años.

Es autor de importantes descubrimientos en fósiles paleozoicos, y del tratado Paleontología en cinco tomos, único en nuestro país e idioma. Creó las escuelas y equipos de paleontólogos de Granada y Madrid donde fue catedrático, y su apoyo a M. Crusafont fue esencial para crear la de Sabadell. Animó también desde el comienzo las Jornadas Aragonesas de Paleontología, universitarias y populares, que organiza cada dos años en Ricla la Asociación Cultural Bajo Jalón. Merece por ello ser considerado el profesor Meléndez como padre del desarrollo que los estudios de fósiles han alcanzado en España, incorporándose a la primera línea mundial en este campo de la ciencia. También de la extensión del conocimiento del rico patrimonio paleontológico español a todos los públicos y su creciente disfrute como bien cultural.

Todavía después de su jubilación, no paró de organizar en la Real Academia de las Ciencias de Madrid cursos y congresos sobre temas de actualidad en Ciencias de la Naturaleza. Es mucho fruto de una vida sencilla, pero honesta y responsable.

Meticuloso, exigente y crítico consigo mismo, con su investigación y el uso del lenguaje, supo consagrarse a sus discípulos tanto como a su familia. A decir verdad, sus hijos vinieron a ser lo uno y lo otro: cuatro de ellos son profesores de Universidad. Bermudo Meléndez puede haberse ido contento de este mundo, porque su mensaje ha sido recogido, y su relevo sigue corriendo en otras manos.

Él ya ha trascendido esas coordenadas, en las que tanto profundizó, del tiempo y del espacio. En esta tierra, en laboratorios, aulas, campos y museos, su magisterio y su inspiración permanecen despiertos en los suyos y en las nuevas generaciones de paleontólogos que él promocionó.-

EMILIANO AGUIRRE, Paleontólogo. Premio Príncipe de Asturias de Investigación C. y T. 1997.

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