Alemania cierra sus centrales

Pocas cosas podían esperarse tanto como el cierre de las centrales nucleares alemanas, anunciado el 14 de enero en Berlín por Gerhard Schröder en persona. Estaba escrito con todo detalle en el último acuerdo electoral entre los socialdemócratas y los verdes. Y, sin embargo, la noticia cayó como una bomba en París, lo mismo que en Londres. ¿Por qué? Porque hasta ahora ningún país había acometido de verdad el cierre de sus reactores. En Suecia, 18 años después del referéndum que ponía fin a la energía atómica, funcionan 12 centrales que suministran todavía el 45% de su electricidad. (...) Además, el canciller había confesado recientemente a sus interlocutores franceses que el abandono de la energía nuclear sería escalonado a lo largo de entre 20 y 40 años. Eso era no contar con los Grünen, los verdes alemanes, que han impuesto el proyecto que se presentará en el Bundestag. (...) Un proyecto que prevé el fin de la energía nuclear —el 30% de la energía alemana— y que especifica la prohibición de reprocesar el combustible irradiado desde el 1 de enero del año 2000. Este añadido, arrancado por los verdes, cambia todo y permite el paro inmediato de los reactores. Para la industria nuclear francesa —y británica— el golpe es duro. El reciclaje del combustible alemán supone el 20% de la actividad de la fábrica de La Hague. (...) La renuncia a la energía nuclear por parte de nuestros vecinos alemanes no provoca solamente la inquietud de sus industriales, sino que penaliza también gravemente a los franceses. (...)

29 de enero