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Una guerra sin vencedores

La riqueza en yacimientos de diamantes es uno de los motivos que desde hace ocho años desangra Sierra Leona

Ramón Lobo

ENVIADO ESPECIALDiamantes. Ése es el problema de Sierra Leona. Uno de los países más pobres de África esconde abundantes riquezas en su subsuelo. De los más de 330 millones de dólares (unos 47.000 millones de pesetas) que generan las piedras preciosas al año, sólo el 10% de su tráfico es legal. El resto queda atrapado en una tela de araña de redes mafiosas y señores de la guerra. La guerrilla, el antiguo Ejército, ciertos mandos de la fuerza de interposición africana (Ecomog), miembros del Gobierno, empresas mercenarias y clanes libaneses se reparten el botín. El único diálogo es cómo rentabilizar este pillaje de la riqueza nacional con acuerdos concretos.

El Frente Revolucionario Unido (RUF), creado en 1991 por el cabo fotógrafo Foday Sankoh, un ex lugarteniente del liberiano Charles Taylor, es la principal amenaza. Domina gran parte del país y amenaza con tomar Freetown, pero es impopular. "El RUF carece de programa político, lo único que anhela es poder", declara el misionero italiano Mario Berton, liberado por los rebeldes hace una semana. "Han pasado de la guerrilla al terrorismo", dice Sam Hinga Norman, jefe de la milicia progubernamental de los kamajores y actual viceministro de Defensa.

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Muere uno de los comandantes de la guerrilla cerca de Freetown

Poder. Diamantes. La bárbara guerra civil de Sierra Leona, un diminuto país de 4,5 millones de habitantes y casi 72.000 kilómetros cuadrados, se ha cobrado en ocho años más de 20.000 muertos. Cerca de 700.000 habitantes han sido desplazados por los combates, 430.000 están refugiados en los países vecinos y más de 3.000 han visto amputadas su extremidades.

Sierra Leona no es una casilla del ajedrez geoestratégico, como los dos Congo, Angola o Suráfrica. Este país formado por diversas emigraciones de esclavos libertos de EE UU y el Reino Unido, que bautizaron la capital como la Ciudad Libre, se ha visto condenado a una ringlera de Gobiernos corruptos y al desinterés mundial. La tragedia humanitaria actual no es nueva, pero sí la práctica de amputaciones. "Con ella, el RUF pretende aterrorizar a los civiles, lanzar un mensaje a sus desertores y extender el caos", dice un occidental conocedor de la reciente historia sierraleonesa. "El mensaje es diáfano: "Somos una daga permanente en la garganta del Gobierno".

La guerrilla está formada por unos 10.000 combatientes, muchos de ellos niños de nueve, 10 o 12 años que son raptados de sus aldeas, adoctrinados en la selva y drogados con cocaína para el combate. En la ofensiva contra Freetown del pasado 6 de enero participaron mercenarios transportados desde Liberia (el padrino del RUF), Burkina Faso y Ucrania. "Están muy bien organizados", dice el javeriano Mario Guerra, quien estuvo dos meses secuestrado por la guerrilla.

Enfrente está Ecomog, una fuerza dominada por Nigeria, que se postula como el gendarme regional, y que tiene como objetivo sostener al presidente constitucional Ahmad Tejan Kabbah.

Son más de 15.000 hombres que se han mostrado incapaces de aniquilar a la guerrilla. El Gobierno civil que emane de las elecciones del 27 de febrero deberá decidir qué hacer con este Vietnam. La prensa de Lagos asegura que desde febrero de 1998 han muerto 500 soldados de Ecomog. "Ésta es una guerra que nadie puede ganar", dice un oficial ghanés. "Nuestro objetivo es debilitarla para que una negociación sea posible", explica. Hinga Norman, hombre fuerte del régimen, coincide: "La guerra es mucho más cara que la paz, pero no vamos a firmar cualquier paz. Son dos caminos paralelos: el militar y el negociador".

El Ejecutivo depende de Ecomog y de los kamajores, una fuerza de choque formada por 12.000 cazadores de montaña de la etnia mande (un subgrupo de los mandingas). Los kamajores, el RUF y Ecomog son acusados por las organizaciones humanitarias de cometer graves violaciones de los derechos humanos. Ninguno de ellos hace prisioneros.

El golpe de Estado del comandante Jonny Paul Koroma en mayo de 1997 contó con el apoyo del RUF, que se convirtió en una especie de Ejército Popular. El presidente Kabbah, quien había ganado las elecciones de 1996, las primeras democráticas desde la independencia en 1961, huye al exilio. Apoyado por Nigeria, Guinea Conakry y Ghana, organiza el contragolpe. Ecomog ataca Freetown en febrero de 1998, derrota a los golpistas y al RUF y reinstala a Kabbah. Ocho meses después, la guerrilla y los golpistas reciben apoyo de Liberia y lanzan una nueva ofensiva. El 6 de enero lograron el control de dos tercios de la capital. En tres semanas de combates han muerto más de 3.000 personas, civiles en un 60%. "La mejor solución es ejecutar a Foday Sankoh , así la guerrilla se debilitará en una lucha interna por el poder", dice un oficial extranjero. Hinga Norman es claro sobre el futuro de Sankoh: "Si pierde la última apelación será ejecutado; si la gana, le pondremos en libertad en la ciudad para que el pueblo le agradezca lo que ha hecho por ellos".

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