Aprobadas con sólo dos votos en contra las 5 ponencias del congreso
"No gobernamos para territorios, sino para personas", afirma Rajoy
Los compromisarios del PP no tienen inconveniente en votar ponencias y enmiendas a mano alzada para que todos vean cuál es su opinión. Todos los documentos fueron aprobados por práctica unanimidad -dos de ellos recibieron un solitario voto en contra- lo que en los partidos de la izquierda se denominaba "a la búlgara". Ninguna enmienda a los estatutos fue dirigida a buscar o propiciar el voto secreto. Los 3.000 delegados refrendaron los textos, con tres años de vigencia, y la definición de su política como "de centro reformista", huyendo de las valoraciones por la vía de definiciones genéricas y carentes de compromisos.
"Al centro reformista no se entra por la derecha o por la izquierda, sino por la puerta de la libertad". Esta frase, del presidente valenciano, Eduardo Zaplana, autor de la ponencia La España de las oportunidades, supone el paradigma de las dos primeras jornadas del congreso de los populares.El vicesecretario general Rodrigo Rato, en tono de broma, resaltó el voto en contra que había registrado su documento, España en un mundo global, para poner de manifiesto "el pluralismo" que reina en las filas del Partido Popular.
Lo cierto es que de las cinco ponencias debatidas tres fueron aprobadas por unanimidad mientras que la de Rato y la de los estatutos, defendida por Ángel Acebes, tuvieron un voto en contra cada una en medio de un océano de brazos alzados sosteniendo la cartulina naranja con el rótulo "sí".
En el PP aún no ha nacido la demanda de que en sus formas internas se incluya el voto secreto, tal y como se hace desde años atrás en el PSOE e IU.
El sistema de elección de delegados también difiere en la práctica del que se sigue en otras formaciones políticas, dado que no se registra pugna por conseguir ser compromisario, ya que se sabe de antemano quiénes son los que van a llegar a Madrid. De 600.000 militantes tan sólo 5.000 aspiraban a ocupar una de las 2.500 plazas habilitadas. Las otras 500 las ocupan otros tantos dirigentes por razón de sus cargos.
Pero si este asunto no es conflictivo en el PP tampoco lo han sido en esta ocasión los textos programáticos. Los ponentes, con la aquiescencia de los delegados, han tenido a bien plantear cinco ponencias en las que no hay propuestas arriesgadas ni comprometidas, sino textos con buena voluntad, desideologizados en su mayor parte, aunque con el estribillo permanente de que éste es un partido "de centro reformista" que aspira a gobernar y que se dirige a todos los ciudadanos.
Los propios redactores de los textos escribieron con trazo grueso lo que les parecía el aspecto más reseñable de su contenido. Así, la ponencia de Rato considera destacable que "el PP da prioridad a la lucha contra la pobreza, la defensa de la democracia y los derechos humanos". En la de Luisa Fernanda Rudi se pone como título que el PP garantizará el ejercicio diario de cada una de nuestras libertades. En la de La España de las oportunidades se afirma que la educación y el empleo son la base para proporcionar verdaderas oportunidades a todos los ciudadanos.
Acebes, en el apartado de los estatutos, escribió el epígrafe siguiente: "El PP se renueva para servir mejor a la sociedad y afrontar el siglo XXI". España plural, un proyecto de futuro en común, fue precisamente el título del texto de Javier Arenas. Algunos dirigentes del PP reconocieron que no hay nada conflictivo en este congreso, algo que consideran absolutamente natural en un momento en el que el PP está gobernando, no tiene especiales problemas e incluso ve expectativas de mejoras electorales. Según estos interlocutores, no se prevé obstáculo alguno en un plazo de tiempo indeterminado, ni siquiera la aparición de disidentes.
El vicesecretario general Mariano Rajoy hizo una definición de la tarea que tienen por delante que apasionó a los compromisarios, a juzgar por la fuerza y la duración de los aplausos: "Nuestro mayor compromiso es con la persona; no gobernamos para territorios, sino para personas, y en nuestra escala de valores primero están sus derechos".
"Defendamos estos principios con inteligencia, porque a veces una buena razón se puede perder por una mala forma y a veces una buena forma puede hacer buena una mala razón: hagamos coincidir ambas", concluyó.
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