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Reportaje:

Proliferan las denuncias y críticas por los métodos autoritarios de algunos "mossos" en Girona Fuentes del cuerpo policial de la Generalitat afirman que se exageran casos anecdóticos

En poco menos de una semana, los Mossos d"Esquadra de Girona han sufrido un nuevo alud de críticas: una denuncia por detención ilegal, otra por trato vejatorio y la decisión de la Audiencia de Girona de instar a los juzgados a investigar un caso de posibles coacciones que, según el auto judicial, pone en entredicho el crédito de la policía autonómica. Mientras que las acusaciones hacen hincapié en el exceso de celo y la prepotencia de determinados agentes del cuerpo, los Mossos niegan tales actitudes y aseguran que a menudo las denuncias tienen su origen en el resentimiento por una sanción o en el intento de ahondar maliciosamente, en provecho del delincuente, en el descrédito originado por el caso del detenido magrebí apaleado en el calabozo de la comisaría de Roses el pasado verano.

"Pasamos un momento delicado: es muy fácil subirse al carro del desprestigio", asegura un agente. Una de las denuncias contra los Mossos se originó cuando unos jóvenes tomaron una fotografía de una persona que había intervenido en un juicio por faltas, en enero del año pasado. La Audiencia de Girona considera que los agentes de los Mossos d"Esquadra que encerraron en un cuarto de los juzgados a los cinco presuntos autores de la instantánea para cachearlos e intentar decomisarles el carrete fotográfico podrían haber incurrido en un delito de detención ilegal, coacciones o privación de los derechos cívicos. La Audiencia afirma que los hechos "no están nada claros y cuando menos resultan contradictorios", y ha revocado el auto de archivo dictado por el Juzgado número 1 de Girona. El texto de la sección penal pide que se investigue si, ante la actuación de los jóvenes, "resultaron justificados y proporcionales la privación de libertad, el encierro y el cacheo personal de los querellantes". En otra denuncia reciente, tres camareros de un restaurante acusados por los Mossos del presunto robo de unas palmeras para decoración sostienen que en la comisaría unos agentes les obligaron a hacer flexiones desnudos para comprobar si escondían droga en el recto. Fuentes de los Mossos niegan ambos casos y el empleo de esos métodos policiales. Otra dura crítica hacia el cuerpo ha partido del médico forense de los juzgados de Figueres y La Bisbal, Rogeli Lacaci, que ha cuestionado la preparación de la Escuela de Policía y ha llegado a comparar el acecho policial de los Mossos sobre determinados colectivos con el de la Gestapo, la policía política hitleriana. El forense ha presentado denuncia contra el cuerpo de seguridad por dos detenciones de su hermano, un pintor de 53 años, que considera ilegales. Las asociaciones de inmigrantes han alertado también en diversas ocasiones sobre las reiteradas peticiones de identificación de africanos que realizan los Mossos. Xavier Martorell, director General de Seguridad Ciudadana, de quien depende la policía de la Generalitat, asegura que el cuerpo acepta la críticas, aunque algunas tengan un objetivo claramente destructivo. En la página web de la policía autonómica, junto a las llamadas al alistamiento de la nueva promoción, se incluye un artículo en el que Martorell advierte de que tras las críticas que se hacen públicas "hay interpretaciones bastante indulgentes con relación a lo que significa respetar la ley y el orden", y añade que "se dan por buenos rumores o versiones sesgadas, cuando no falseadas". Martorell pone como ejemplo que en las 25 causas judiciales iniciadas contra los Mossos en Girona desde que el cuerpo se desplegó en Girona, en 1997, hasta octubre de 1998, ningún agente ha sido condenado por delito. Las críticas del ciudadano de a pie suelen referirse al escaso conocimiento del territorio y sus gentes. "Nunca se te ocurra preguntarles por una calle: te sacarán el mapa y te harán perder el tiempo", bromea un tendero del centro de Girona. Los pequeños municipios, sobre todo los que han visto desaparecer el cuartel de la Guardia Civil, añoran la confianza del trato diario. "Vemos mossos muy a menudo, pero siempre pasan en coche y raramente se detienen", explica un vecino de un pueblo de la Selva. Prepotencia corregida Las actitudes prepotentes y los roces que fueron denunciados hace meses por el Colegio de Abogados se han corregido en gran medida, en opinión de algunos letrados. "La experiencia les va enseñando", afirman. Otros mantienen que "deben curtirse, porque tienen la piel muy fina y estallan a la más mínima provocación". Un abogado penalista de Girona se muestra sorprendido por el perfil psicológico de algún agente. "Conozco a uno que va por ahí como un auténtico Rambo", bromea. El alcalde de Lloret de Mar, el socialista Josep Sala, asegura que la presencia de los Mossos ha conseguido rebajar ligeramente el índice de delincuencia del municipio, aunque advierte que la dotación de tráfico es insuficiente. Sala admite que ocasionalmente se ha topado con alguna "actuación preocupante". "Pero los mandos han intervenido inmediatamente para solucionarla", añade.

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