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50.000 esposas de militares estadounidenses han sido víctimas de maltrato por sus maridos

El número de casos de violencia doméstica y malos tratos en el seno del Ejército de EE UU multiplica por cinco la tasa global del país. Una información difundida por una cadena de televisión acusa al Pentágono de ignorar las recomendaciones judiciales y tratar de "tapar" los casos sin adoptar medidas preventivas ni de castigo. Sólo uno de cada 20 casos denunciados tiene algún tipo de consecuencia interna.El programa 60 Minutes de la CBS, uno de los informativos de mayor prestigio en la televisión de EE UU, tuvo acceso a estadísticas del Pentágono que recogen 50.000 casos de esposas de militares maltratadas por sus maridos entre 1992 y 1996. Ese elevado número de denuncias es cinco veces superior al que se registra en la población civil del país.

Según la información, los altos mandos no castigan ni sancionan a los militares acusados y condenados por malos tratos, ni siquiera en los casos de violencia extrema. Sólo en un 5% de los casos los delitos de malos tratos conllevaron sanciones militares. Tanto el secretario de Defensa, William Cohen, como los portavoces de su departamento se negaron a hacer declaraciones al programa sobre esta acusación. Los periodistas obtuvieron sin embargo una respuesta por escrito de un alto mando: el general Robert Clark, responsable de Fort Kambell (Kentucky), uno de los principales acuartelamientos del país. Clark se limitó a asegurar que el Ejército hace "un buen trabajo" a la hora de tratar las denuncias de violencia doméstica y malos tratos, y que se han adoptado "medidas activas para prevenir, identificar e intervenir con prontitud cuando se tiene conocimiento de un caso de violencia doméstica".

Sin embargo, 60 Minutes contrapuso esta declaración a las palabras del juez de Kentucky Peter MacDonald, con jurisdicción sobre ese cuartel. Según MacDonald, el Ejército "ignora por completo" sus decisiones y recomendaciones sobre violencia doméstica y no muestra ninguna preocupación por las denuncias. En una ocasión, el juez MacDonald dictó una orden preventiva urgente contra un sargento del cuartel de Kentucky, para evitar que se acercase a una mujer que había sido su novia. Los mandos del sargento no hicieron cumplir la orden en el recinto militar y tampoco adoptaron medidas ni sanciones contra él. El sargento mató a la mujer en diciembre de 1997. Según MacDonald, los responsables militares "no se toman en serio" el problema de la violencia doméstica entre miembros del Ejército. En otra entrevista del programa, una psicóloga especializada en violencia doméstica contó su efímera experiencia con el estamento militar. Sherry Arnold fue contratada por los Marines de Camp Pendleton (California), para investigar las denuncias de violencia doméstica y hacer recomendaciones a los mandos militares.

Cuando pidió que se dictaran medidas preventivas para mantener a los acusados alejados de sus esposas, los oficiales superiores se negaron con un argumento tajante: "Esto son los Marines y aquí sabemos cómo tratar estos casos", respondieron los mandos.

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