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Por fidelidad, nobleza y lealtad

Mikel Ormazabal

A unos meses vista del nonagésimo aniversario y, por consiguiente, cerca de celebrar el centenario de su fundación, la Real Sociedad de fútbol ha engrosado su historial con un nuevo título. Como tal se entiende la concesión de la medalla de oro de la ciudad de San Sebastián al club txuriurdin, que lustra y ennoblece un currículo meritorio. Por "fidelidad, nobleza y lealtad ganadas", al modo exacto a como figura en la heráldica donostiarra, la Real Sociedad se engalana con una divisa por guardar fe y ser constante en el cumplimiento de sus obligaciones y no defraudar la confianza depositada en ella. El pleno del consistorio donostiarra, por unanimidad, adoptó otra fórmula para justificar el otorgamiento: "Por sus méritos extraordinarios en favor de la capital guipuzcoana". Inesperada a la par que merecida, la medalla de oro de la ciudad de San Sebastián concedida a la Real Sociedad se suma a un censo de ilustres condecorados, entre quienes se hallan el escultor Eduardo Chillida, el cocinero Juan Mari Arzak, el político Gregorio Ordóñez -éste a título póstumo-, el músico Nicanor Zabaleta e instituciones como el Orfeón Donostiarra y la Sociedad Oceanográfica, entre otros. El presidente de la Real, Luis Uranga, representó a los casi 27.000 socios y abonados de la entidad deportiva en tan solemne y concurrido evento celebrado en el Teatro Principal, situado en la Parte Vieja donostiarra y separado por apenas cien metros de la casa natal del regidor del club. La parafernalia del protocolo y estas coincidencias emotivas vistieron un acto que congregó a deportistas y políticos en sana comunión. Todos los panegíricos que caben en un diccionario fueron ordenadamente dosificados en sesenta minutos de exaltación donostiarra. A las puertas de la festividad de San Sebastián, con el rataplán de los tambores como acompañamiento musical, toda la grey txuriurdin -pasado, presente y futuro del club- comenzó reviviendo los avatares vividos durante nueve décadas de historia. Desde aquella Sociedad de Foot-ball de San Sebastián constituida el 7 de septiembre de 1909, fundada por Adolfo Sáenz Alonso, catedrático de la Universidad de Oñati y notario de San Sebastián, hasta la moderna Real Sociedad SAD que abandonó Atocha hace cinco años para instalarse en el estadio de Anoeta, aún estéril de títulos deportivos que el alcalde donostiarra, el socialista Odón Elorza, reclamó en forma de ruego. Un vídeo refrescó en imágenes los ascensos y descensos de categoría -hasta ocho seguidos uno tras otro- de la Real, que adquirió para siempre el apelativo de equipo ascensor. Cuando el mítico entrenador Benito Díaz pronunció la frase "esta vez será para siempre" tras conquistar la Primera División en Puertollano (1967), comenzaron a gestarse las páginas más brillantes de la historia blanquiazul: dos títulos de Liga, uno de Copa, una Supercopa y las sucesivas incursiones por las competiciones europeas. Con este enternecedor aperitivo visual, tomó la palabra el doctor Echevarren, ligado a la Real durante 40 años. "Con el lumbago mal cuidado, lógicamente por un médico", no le tembló el pulso al afirmar que la concesión de la medalla de oro es "una de las decisiones más justas y acertadas adoptadas por el Ayuntamiento". El alcalde donostiarra, socio desde 1967 por mor de un regalo de Reyes, destacó "el papel de embajador y la calidad humana del equipo y los directivos de la Real", un club que representa un elemento intrínseco de la ciudad y a la vez se erige en "un ejemplo de deportividad para el mundo del fútbol". Por eso, Odón Elorza dedicó ante la concurrencia un recuerdo a Aitor Zabaleta y su familia. El rostro del seguidor realista apuñalado el pasado mes de diciembre cuando fue a animar a la Real en el Vicente Calderón cerró la secuencia de las imágenes históricas. "No podéis terminar el siglo XX sin conseguir un título, da igual el de Liga o el de Copa", les rogó el alcalde a los jugadores del equipo, representados por el capitán Loren, Fuentes, Gómez, López Rekarte y De Paula. Con la medalla pendiéndole del cuello, Luis Uranga, personificó a un club "serio, modesto, honesto, trabajador y profesional", y anunció que la Real seguirá "aglutinando a un pueblo entero, a todo aquel que sienta los colores azul y blanco, sin distinguir en ideologías, porque este club constituye un símbolo para la ciudad". Con los sones del himno de la Real Sociedad, interpretado por el Orfeón Donostiarra, la medalla de oro se mezcló entre la asistencia, poblada por célebres personajes como Luis Miguel Arconada, Ignacio Eizaguirre, José Luis Orbegozo, Iñaki Alkiza, Alberto Ormaetxea, Ángel María Villar, John Toshack, Roberto López Ufarte, Santi Idígoras, Juan Antonio Larrañaga, Jesús Zamora, hasta conformar una relación de nombres gloriosos que figuran en los anales del club.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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