La relación EEUU-España en el siglo XXI
El lunes tuve el privilegio de ofrecer una recepción en honor del héroe del momento en España, Pedro Duque, así como para uno de los héroes de éste y anteriores momentos de Estados Unidos, John Glenn, y para los otros cinco miembros de la tripulación de la misión espacial STS-95, incluyendo una astronauta japonesa. Fue alentador conocer a estos astronautas y escuchar sus logros trabajando juntos en el Discovery. Su cooperación es emblemática de lo estrechas que son hoy las relaciones de Estados Unidos con España. Muchos de los experimentos que llevaron a cabo estos astronautas, diseñados para mejorar la medicina y la industria en el próximo siglo, se reflejan en los esfuerzos transatlánticos para construir un futuro mejor para todos. La valiosa participación de Pedro Duque como parte de la tripulación del STS-95 es sólo el ejemplo más reciente de los lazos que nos unen. De hecho, nuestras raíces históricas se remontan a fechas muy lejanas: la primera población permanente europea en Estados Unidos fue fundada en 1598 por colonos españoles en mi Estado natal de Nuevo México. Mi esposa Cayetana y yo estamos orgullosos de ser descendientes de esos valientes colonos. Desde entonces, Estados Unidos y España han fortalecido aún más los vínculos que nos unen. Hoy día, estos lazos entre nuestras naciones trascienden la historia y la herencia hispana que florece en tantas partes de Estados Unidos. Ambos países también somos aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y colaboradores en el esfuerzo para fortalecer la democracia en los países del Este a través de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Asimismo, Estados Unidos cuenta con el liderazgo del Gobierno del presidente Aznar en la Unión Europea para avanzar en nuestros objetivos comunes, tanto dentro de la UE como en áreas más alejadas, como Bosnia, Oriente Próximo o Cuba. En 1999 habrá una serie de cumbres transatlánticas en las que tendremos la oportunidad de establecer nuestra agenda para el próximo siglo. Los líderes de los 16 aliados de la OTAN se reunirán los días 25 y 26 de abril para celebrar el quincuagésimo aniversario de la fundación de la Alianza. Celebrarán el éxito de salvaguardar la seguridad y estabilidad de Europa occidental y el triunfo de nuestros valores democráticos. Culminarán el proceso que comenzó en Madrid en 1997 al dar la bienvenida a los primeros nuevos miembros de la Alianza de la posguerra fría, Polonia, Hungría y la República Checa. Nuestros líderes dejarán claro que la puerta permanece abierta para otros nuevos miembros. Una de las personas más respetadas en España, el secretario general de la OTAN, Javier Solana, desempeñará un papel destacado en esta cumbre. Junto a los otros líderes presentes, definirá el futuro de la OTAN. Queremos construir una Alianza no sólo más grande, sino más flexible, comprometida a una defensa colectiva y capaz de enfrentarse a una amplia gama de retos para la Alianza -ya sea la proliferación de armas o la inestabilidad fuera de las fronteras de la OTAN-. Ya hemos trazado el camino para tal cooperación en Bosnia, donde soldados estadounidenses y españoles trabajan hombro con hombro con los de otras naciones para mantener la paz. Y al construir la OTAN del siglo XXI también debemos estrechar aún más nuestra nueva relación de cooperación con Rusia y Ucrania. Es evidente que cuando Europa prospera también América prospera. El intercambio comercial de Estados Unidos con la Unión Europea es mayor que nuestro intercambio comercial con Canadá y Japón juntos. La mitad de los bienes y servicios producidos en el mundo hoy día se originan en Estados Unidos y la UE. Actuando juntos podemos promover la prosperidad global. Por ello, Estados Unidos apoya firmemente la ampliación y mayor integración de la Unión Europea. También por ello felicitamos a España y a la UE por el éxito del lanzamiento del euro. Creemos, como vosotros, que este logro y las políticas económicas que lo hicieron posible asegurarán el crecimiento económico y promoverán mayores inversiones y relaciones comerciales, así como la creación de empleo. Sin embargo, en el esfuerzo por mejorar nuestro propio bienestar debemos mirar también hacia nuestros vecinos y aliados. La apertura y los vínculos históricos y lingüísticos han hecho que España sea uno de los poderes económicos principales en América Latina, un área de importancia crítica para Estados Unidos. El emergente triángulo comercial entre España, Estados Unidos y América Latina promete mucho para nuestras naciones y debemos trabajar juntos para fortalecerle aún más en el siglo XXI. También debemos ser honestos el uno con el otro. Habrá veces en que no estaremos de acuerdo. Pero al trabajar juntos para incrementar el comercio, y dado nuestro gran entendimiento en temas esenciales como la seguridad y la macroeconomía, podemos buscar fórmulas para resolver nuestras diferencias, ya sean sobre plátanos, la ley Helms-Burton y otros temas. Al fin y al cabo, los vínculos entre Estados Unidos y la Unión Europea se basan en amplios intereses compartidos. Se extienden también a la necesidad de cooperar para solucionar problemas globales como el terrorismo, el narcotráfico y otros crímenes transnacionales, así como la degradación ambiental. Y se basan en la convicción de que juntos podemos ayudar a terceras naciones en sus esfuerzos por conseguir la estabilidad y la paz. Reconociendo cuán complejas son nuestras prioridades, Estados Unidos y la Unión Europea lanzamos, aquí mismo, en Madrid, una iniciativa en 1995 -la nueva Agenda Transatlántica- que abarca estos temas. Se trata de una agenda dinámica que nos ha ayudado a construir importantes puentes de comprensión y cooperación. Podemos dar mayor vida a la Agencia Transatlántica en la cumbre EEUU-Unión Europea en Bonn, el 21 de junio próximo, y en el futuro para que siga respondiendo a nuestros objetivos. La OSCE está trabajando para lograr muchos de estos mismos propósitos. Se la conoce bien por sus esfuerzos a favor de los derechos humanos y la democracia. Felipe González actuó como mediador en la crisis electoral en Serbia en 1996 bajo los auspicios de la OSCE, y Javier Rupérez supervisó misiones electorales de la OSCE en Bosnia y otros países balcánicos. La OSCE verificará el cumplimiento de Milosevic con sus compromisos en Kosovo. No cabe duda de que, mientras el trabajo de la OSCE en los Balcanes logra titulares, su diplomacia discreta y efectiva en otras partes ha podido evitar enfrentamientos, por ejemplo, al mediar disputas de ciudadanía en Lituania. En la cumbre de la OSCE este otoño en Estambul y en el futuro le pediremos más y más a la OSCE para solucionar problemas no sólo en Europa, sino también en el Cáucaso y en Asia Central. Les he presentado una agenda ambiciosa. Pero, mirando hacia los últimos 50 años, lo que hemos logrado en mi país y en España, lo que ha conseguido la Unión Europea y lo que ha hecho posible nuestra cooperación transatlántica, estoy convencido de que esta agenda está a nuestro alcance para el siglo XXI. Es para mí un gran honor servir como embajador de Estados Unidos en España en este momento tan histórico, un momento en el que -como Pedro Duque, John Glenn y sus compañeros- estamos trabajando juntos para alcanzar las estrellas.
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