La reintroducción de esturiones en el Guadalquivir enfrenta a la ciencia
La Consejería de Medio Ambiente paralizará la reintroducción de esturiones en el río Guadalquivir mientras que la comunidad científica no identifique con certeza a la especie autóctona. El plan para la repoblación del curso fluvial con fines de explotación comercial enfrenta a biólogos e investigadores dedicados a la ictiología fluvial española, que discrepan sobre la posición taxonómica del género Acipenser en la Península Ibérica. El CSIC emitirá un dictamen, que podría ser el definitivo.
El director general de Gestión del Medio Natural, Juan María Cornejo, aclaró ayer que su departamento no se opone a la repoblación del Guadalquivir con esturiones. El proyecto, auspiciado por el Colegio de Biólogos de España y dos universidades andaluzas, evidencia, además, la recuperación ambiental del río, cuyas cotas de contaminación forzaron la desaparición de esturiones hace unos 25 años. Hecha esta apreciación positiva, Cornejo se apresuró a matizar que la repoblación no puede realizarse con cualquier variedad. "Hay un debate científico no cerrado todavía y queremos tener un dictamen definitivo sobre si es el esturión acertado", explicó Cornejo. La Consejería de Medio Ambiente ha solicitado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) la elaboración de un estudio para aclarar la posición taxonómica del género Acipenser en la Península Ibérica. La Administración andaluza justifica su postura por las abiertas discrepancias existentes en el seno de la comunidad científica sobre la identificación del Acipenser nacarii como el esturión autóctono del Guadalquivir. Una decena de investigadores de diversas universidades españolas y del CSIC, que aseguran representar al 99% de los dedicados a la ictiología fluvial española, se han dirigido a la Dirección General de Gestión del Medio Natural para expresarle su apoyo ante su actitud de reserva mientras el estatus del género "no haya sido totalmente aclarado y aceptado por la comunidad científica". Justo ayer, la Mancomunidad de Municipios del Bajo de Guadalquivir y el Colegio Oficial de Biólogos de España firmaron un convenio en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), mediante el que se regula el desarrollo de un proyecto de recuperación de la cría del sollo o esturión en el Guadalquivir. El plan pretende comercializar su más preciado derivado: la hueva del esturión, el caviar. Los estudios de mercado demuestran que existe gran demanda y una escasa producción en el mundo. En la actualidad puede alcanzar 350.000 pesetas el kilo. La iniciativa también pretende comercializar la carne y la piel del esturión. El proyecto está avalado por estudios de las Universidades de Cádiz y Granada, que identifican la variedad más apta mediante análisis de ADN. La Mancomunidad confía en obtener fondos comunitarios para el proyecto, cuya inversión ronda los 400 millones.
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