El Ejecutivo de la UE queda bajo la tutela de un comité de expertos independientes
Maduras y verdes, la salvación política de la Comisión en la votación del Parlamento Europeo fue ayer acompañada de su debilitamiento institucional. El Ejecutivo comunitario quedó sometido a la tutela y control de un comité de expertos independientes, que examinará en muy breve plazo el tratamiento que despliega Bruselas sobre los casos denunciados de fraude, mala gestión y nepotismo. El comité, que será elegido a partes iguales entre la Comisión y el Parlamento, deberá presentar su primer informe en el plazo de dos meses.
El grupo de expertos, una versión del grupo de sabios que propuso anteriormente el canciller alemán, Gerhard Schröder, deberá vigilar cómo la Comisión Europea trata "los casos de fraude, mala gestión y nepotismo, procediendo particularmente a un examen profundo de las prácticas de la Comisión en materia de otorgamiento de todos los contratos financieros". Este nuevo grupo de control deberá presentar su primer informe el próximo 15 de marzo. Así reza la resolución socialista aprobada ayer en la Cámara.
El comité, bipartito y cuyo presidente será elegido directamente por sus miembros, nace con un enorme defecto. Sólo vigilará a la Comisión, pero no al Parlamento -cuyo grado de corruptelas ha hecho época- ni al Consejo de Ministros, cuyos Gobiernos destacan por ser los peores gestores de los fondos comunitarios dispensados por Bruselas, como repetidamente ha denunciado el Tribunal de Cuentas en sus informes anuales. Pero ocurre que sólo la socialista Pauline Green se mostró partidaria de que se examinase también al resto de instituciones.
Propuesta de la izquierda
Aunque este comité de expertos no es la horca caudina por la que los democristianos querían hacer pasar a su correligionario Jacques Santer -atándole prácticamente de pies y manos en la gestión del próximo presupuesto-, a lo que éste se negó, aceptando en cambio la propuesta de la izquierda, supone de hecho una inédita vigilancia especial sobre el Ejecutivo comunitario.Los trabajos no reemplazarán a los de las comisiones parlamentarias de control -sobre todo la de control presupuestario, encabezada por la panzer democristiana alemana Dietmut Theato-, pero tendrán más credibilidad que éstos. Porque, como dijo el presidente de la Cámara, José María Gil-Robles, "se necesita alguien por encima de toda sospecha de maniobra política contra la Comisión, y ningún Parlamento es ajeno a la sospecha de maniobras políticas, porque es elegido precisamente para eso".
Los defensores de este modelo se basan en el modelo anglosajón. ¿Qué pasará ahora? Una amenaza pende sobre Bruselas: Estrasburgo podría lanzar después del primer informe una nueva moción de censura, como sugirió el propio Gil-Robles. Aunque el comisario Manuel Marín lo creyó improbable, porque "la Comisión se propone extremar la calidad de su trabajo" para el comité.
Y, como alegó el diputado popular español Gerardo Galeote, "las mociones de censura son como las huelgas generales, sólo cabe una por legislatura".
El presidente de la Comisión, Jacques Santer, pactó de antemano -en la noche del martes- la creación de este comité. Y ayer le dio la bienvenida oficial: "El mensaje es claro y lo he recibido al cien por cien". Respecto al comité, dijo Santer: "Lo acepto porque nos permitirá evaluar mejor nuestros métodos, mejorar la gestión y tener una visión crítica de nuestra lucha contra el fraude". Otras fuentes del Ejecutivo mostraron su regocijo por esta aparente tutela, porque un control con ojos independientes permitirá a Bruselas escapar a las pulsiones sectarias o preelectorales del hemiciclo.
Tras la agitada sesión de esta semana, se abren paso otras novedades. Así, por ejemplo, el Parlamento modificará su reglamento para tratar de establecer -algo difícil, pero no parece que imposible, con el tratado en la mano- la figura de la "cuestión de confianza", de forma que no haya que retorcer, a la inversa, la de la "moción de censura".
Pase por las urnas
También hará camino la propuesta de que el próximo presidente de la Comisión pase por las urnas, a título consultivo. Pero, junto a estas cuestiones institucionales, nadie duda de que arreciarán las polémicas por la gestión del dinero comunitario.La polémica se verá facilitada por la finalización de distintas auditorías internas realizadas sobre los servicios administrativos de Bruselas, el apasionado clima preelectoral (los próximos comicios europeos se celebran en junio) y las heridas políticas y personales con que se ha saldado, hasta ayer, todo este asunto.
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