Lenguaje
Hay expresiones tan luminosas que pasman y suspenden el ánimo. Llamar "violencia de baja intensidad" al terrorismo nacional-socialista vasco es, en verdad, admirable. Muy probablemente, el Gobierno de Aznar ha adoptado la expresión para complacer a las fieras con las que negocia, del mismo modo que ha aceptado denominar "movimiento de liberación nacional vasco" a lo que desde cualquier interpretación racional es un movimiento de opresión nacionalista sobre los ciudadanos vascos. Pero la selección y empleo de las palabras orienta sobre las intenciones de quienes las utilizan.Es posible que Aznar haya olvidado, si alguna vez lo supo, que la política antisemita de los nazis alemanes no se redujo a los campos de exterminio y a la solución final. Durante decenios, la persecución fue idéntica a la que practican sus herederos vascos: incendio de viviendas judías, extorsiones y bombas contra empresarios judíos, intimidación de los niños judíos, persecución callejera de los judíos, carteles que identificaban los hogares judíos, y toda esa batería de agresiones que Arzalluz considera "chiquilladas".
Que en el País Vasco se están ejecutando programas calcados del partido nazi alemán es algo evidente para cualquier estudioso del fascismo. Los judíos del País Vasco (que son la mitad de su población) están inermes, no los protege la policía vasca y el Partido Nacionalista Vasco está dominado por carlistas que hablan de las víctimas como si fueran verdugos, pero de semejante desamparo son tan responsables los nacionalistas vascos como el Gobierno conservador.
Vayan, por lo tanto, preparando, para cuando suceda, un titular como éste: "En el último acto de liberación vasca se ha producido un muerto de baja intensidad".
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