Camps estudia reducir la optatividad de la ESO y ceñirla a tres áreas

La Consejería de Educación, que dirige Francisco Camps, apuesta por una reforma a fondo de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) que camina en la línea esbozada ya por el Ministerio de Educación en un decreto que sólo es de aplicación en las comunidades autónomas del territorio MEC. Los cambios plantean modificaciones sustantivas de las asignaturas optativas que chocan con el espíritu de diversificación y flexibilidad de la LOGSE, al ceñir el segundo tramo de la Secundaria a tres áreas de formación.

El proyecto de decreto del Ministerio de Educación propone una mayor rigidez para la enseñanza de las materias optativas, ciñendo a tres grandes áreas la formación de todas aquellas asignaturas que no son troncales. Los cambios están pensados para que en 4º de ESO los alumnos se decanten por una "Opción Técnica", una "Opción Científico-tecnológica" o por una "Opción Científico-humanística". Para ello, se prevé vertebrar asignaturas clave como Matemáticas o Física y Química en dos niveles pedagógicos y curriculares diferentes -A y B-, cuyo grado de dificultad estará adecuado a cada una de las tres "opciones" a la que estén adscritas dichas materias. Reforzar las Humanidades Las modificaciones -en clara sintonía con el dictamen de la reforma de la Enseñanza de las Humanidades en la Secundaria- impulsan, por el contrario, "el dominio de la Lengua escrita y el uso correcto del código oral", además de reforzar la enseñanza de la Historia y de la Geografía. El ministerio justifica este giro en los resultados del polémico Diagnóstico General del Sistema Educativo, realizado por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) que, según hace hincapié el borrador de decreto, "ha puesto de relieve la existencia de algunas deficiencias en la formación de los jóvenes, que afectan fundamentalmente a la expresión oral y escrita, al conocimiento de la historia y al dominio de las matemáticas". Traducido en clave valenciana, el impulso a la enseñanza de Lengua tiene una doble vertiente dadas las características propias de la Comunidad, que reconoce en su Estatuto de Autonomía que el castellano y el valenciano son dos lenguas oficiales del mismo rango. Y es, precisamente, con el argumento de potenciar el valenciano con el que la consejería pretende impulsar la aplicación del modelo de reforma del ministerio. Un modelo que, sin embargo, ha sido cuestionado por la Generalitat catalana por considerar que los cambios propuestos chocan con la diversificación y flexibilidad pedagógica contempladas en la reforma educativa LOGSE diseñada por el anterior Gobierno socialista. El proyecto plantea, además, otra discusión no resuelta, pero de mayor trascendencia para el profesorado. Como ya han advertido los representantes del sindicato STEPV en las comunidades que dependen del ministerio, la reducción de la carga lectiva en algunas de las optativas incidirá negativamente en las condiciones laborales. La segunda preocupación, que también ha sido trasmitida a la ministra Esperanza Aguirre, afecta a la calidad de la enseñanza pública. El sindicato ha pedido garantías al MEC de que las tres opciones formativas serán implantadas en toda la red de centros públicos y concertados, para evitar que la enseñanza privada (tradicionalmente mejor financiada) gane terreno. El debate no ha llegado aún al territorio valenciano. Pero el hecho de que la política educativa del Consell -con competencias plenas- camine tan en sintonía con el polémico modelo pedagógico de la ministra Aguirre, está generando dudas respecto a la solvencia del proyecto de reforma de la Secundaria que se plantea implantar el consejero valenciano.