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Barcelona acoge una obra de Václav Havel en clave de musical

¿Puede una obra escrita bajo un régimen comunista entenderse en un contexto capitalista? Los miembros de la compañía Tetrateatre aseguran que sí y lo quieren demostrar con una versión de El comunicat, de Václav Havel. Es la primera obra del ahora presidente de la República Checa que se estrena en Barcelona: desde el viernes hasta el 7 de febrero en el Nou Tantarantana. Empezada a finales de los cincuenta, Havel dio por terminada El comunicat en 1965. Se trata de una de sus primeras obras, en las que se acercaba al teatro del absurdo y bebía de las fuentes de Beckett, Ionesco y Kafka. En la obra que Tetrateatre ha adaptado, con traducción al catalán de una gran conocedora de la persona y la obra de Havel, Monika Zgustová, la acción se sucede en el contexto de un gran ente público. Lo que Havel imaginó como una gran empresa estatal del régimen comunista, es ahora otra gran empresa llena de funcionarios en un contexto capitalista: sitios en los que "es fácil perder la identidad", según Zgustová. Para la directora del espectáculo, Maria Dolors Vilarasau, se debe buscar "la actualidad y la universalidad" de la obra en la facilidad con que se entiende bajo dos regímenes de raíz tan distinta.

La búsqueda de la verdad

La protección de la identidad individual y el mantenimiento de una actitud ética y una posición política firme son las claves del trabajo de Havel. En El comunicat, versionada ahora a ritmo de vodevil e interpretada en clave de musical, ya están presentes. Zgustová recuerda que en sus últimas obras el autor seguía dando vueltas a los mismos temas. Una vez abandonada su producción teatral, subraya la traductora, "Havel refleja en sus discursos presidenciales su preocupación por no apartarse de la verdad".Havel, quien siempre sitúa un alter ego en sus obras, se identifica con el director general del ente: Josep Casp en la versión catalana. La reminiscencia kafkiana es evidente. Y el tono premonitorio, inquietante. Blai Llopis, intérprete de este ser dubitativo e íntegro que pretende salir de la masa de funcionarios que quiere absorberle, se pregunta si un hombre de letras, un intelectual, puede ser director general, o presidente como Havel, sin defraudar sus propios principios.

De hecho, en la obra se narra el fracaso del director general. Y Vilarasau alerta: "los protagonistas de Havel no son nunca hombres de acción". Su carácter, cercano a Hamlet y al Fausto de Goethe, hace que acabe convirtiéndose en "cabeza de turco" de la masa. Mensaje pesimista que los responables de la compañía quieren transmitir: "queremos que el público se vaya a casa con una mueca en la cara". Remachan que Havel siempre ha dicho que los intelectuales pueden hacer el bien mientras sean hombres fuertes, pero suelen ser demasiado dubitativos. La directora del montaje se pregunta: "¿se ha mantenido Havel o se ha integrado?".

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