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CIENCIA

"Polvo de dragón"

Todos sus éxitos no han logrado despertar el interés de Dong por el trabajo de laboratorio. El buscador de saurios prefiere pasar medio año por las montañas y desiertos chinos. O bien intenta convencer a los campesinos para que no muelan los huesos que encuentran hasta hacer polvo de dragón que añadir a las hierbas medicinales. Hay otros impedimentos que dificultan al investigador la tarea de proteger la herencia de la era de los gigantes. En el verano de 1991, por ejemplo, campesinos de Hunan dieron con huevos de dinosaurio. Los había desde del tamaño de una pelota de tenis hasta del de un balón de rugby. "Se contaban por miles", dice Dong.

Pronto, la región se vio atacada por una especie de fiebre del oro. Por un nido de dinosaurios procedente de Hunan se pagaron 78.000 dólares, en una subasta celebrada en EEUU.

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Incluso el híbrido entre ave y dinosaurios, tan celebrado por los científicos, ahora bajo la custodia de Dong, pudo haber caído en manos de los contrabandistas. En 1994, aparecieron en el mercado negro unos fósiles de diminutos dinosaurios que mostraban claramente penachos de plumas en sus espaldas. "Son los hallazgos más significativos desde el descubrimiento de los dinosaurios", anunció entusiasmado el veterano paleontólogo americano John Ostrom. A principios de los años 70, él defendió, enfrentándose a la enemistad del mundo científico, la teoría de que las aves son descendientes de los dinosaurios.

Criaturas aladas

Previamente sólo se conocían ocho aves de la especie arqueopterix. Entonces, salieron a la luz más de trescientas criaturas aladas. Ahora, el lugar está protegido por alambradas. No hay dinero para excavar. Por ello, en Lufeng, Dong ha abierto un camino revolucionario para China: "Aquí quiero abrir mi propio Parque Jurásico", explica. En este lugar, en el verano de 1995, los trabajadores que construían una autopista descubrieron "huesos de dragón". Desde entonces, 50 ayudantes han dejado al descubierto más de una docena de esqueletos bien conservados de saurópodos, aquellos pacíficos monstruos que erraban en grandes manadas por las estepas de la formación cretácea.

Dong idea crear un parque de atracciones junto con un magnate inmobiliario, que ha asegurado que invertirá 3.500 millones de pesetas en el proyecto. En el centro se construirá un museo del dinosaurio, casetas de feria, un área de servicio con restaurante, y un dinosaurio del tamaño de un edificio, en cemento, iluminado con potentes rayos de luz.

Junto a este mundo resplandeciente para turistas, se crearán instalaciones para la investigación paleontológica, para Dong y sus ayudantes. "Allí", reflexiona el Señor de los Dinosaurios de China, "tendré cosas que hacer hasta el final de mis días".

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