El Guadalquivir almacena líquido para soportar tres años secos

Mientras las poblaciones del norte y sur del litoral mediterráneo se enfrentan a una delicada situación por la falta de lluvias -las fotografías superiores ilustran el estado de algunos de sus embalses-, la región que más padeció las restricciones durante la última sequía dispone en esta ocasión de unas garantías con las que no contaba entonces. Muchos de los embalses en construcción han podido llenarse durante los dos últimos inviernos: Giribalde, Canales, Huésnar, Zufre. Con esta renta, el Guadalquivir puede resistir tres años sin llover, según Juan Saura, comisario de esta cuenca fluvial: "Los embalses han cumplido su función", pero han tenido que dar agua para el riego de la remolacha recién sembrada. De lo contrario se habría perdido la cosecha. La falta de pastos ha obligado a muchos ganaderos a comprar forraje o piensos para alimentar a sus reses. Si la sequía persiste, la comisión de desembalses de la cuenca planteará en febrero mantener las reservas para cuatro años y consensuar una posible reducción de las dotaciones para riego.

169 días sin llover

Por estas mismas fechas hace tres años, todos los gestores de las cuencas que vierten al Atlántico trabajaban 24 horas para contener en los embalses aguas que, de otra manera, hubieran provocado graves inundaciones. El calendario ordena que los embalses estén vacíos para regular esas contingencias. Pero, ¿hasta dónde deben vaciarse para que la sequía no los encuentre agotados, como ha sucedido en dos ocasiones con los de Entrepeñas y Buendía? Los del Guadalquivir se encuentran casi al 70%, suficiente para que los abastecimientos de Cádiz tengan cuatro años de garantía. Una buena renta a la vista de los datos que arroja el balance del pasado año hidráulico (de octubre a septiembre). Ha llovido menos que la media desde el año 1930: 609 litros, frente a 624.

Ese mismo informe ofrece datos reveladores del contraste meteorológico del país. Mientras en Vigo se recogieron 2.066 litros por metro cuadrado, Cartagena registró el mínino anual, con tan sólo 113. La ciudad donde más llovió en un día fue Cáceres (5 de noviembre de 1997) y el número de días con una precipitación media inapreciable en la Península fue de 169. En casi la mitad del año no cayó una sola gota.