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La ciudad que nació del mar

Ánforas en la sala de la izquierda, fotografías de Alec Guinnes a la derecha. En poco más de una hora el visitante podrá viajar a la antigua Roma, ponerse en la piel de los moriscos que resistieron en los valles de La Marina Alta, pescar atunes con Felipe III en la almadraba, comer tostadas con mermelada a bordo de un vapor cargado de pasas o si lo prefiere, siempre con una buena dosis de imaginación, participar como extra en el rodaje de una película de piratas. Una completa muestra que conmemora el centenario del puerto de Dénia ofrece éstas y otras muchas opciones. Su objetivo, presentar la riqueza y la diversidad del patrimonio marítimo de una ciudad que nace de un puerto y encuentra en éste su génesis. Ahora se cumplen los 100 años del inicio de las obras del puerto artificial, que sigue inacabado pero que guarda bajo sus aguas más de 2.000 años de historia. El comisario de la muestra, el arqueólogo Josep Gisbert, sostiene que "Dénia no hubiera sido nunca ciudad si no hubiese sido por el puerto". En torno a él se asentaron las civilizaciones antiguas y a su alrededor se formó el núcleo urbano. Ha sido además pieza fundamental para la exportación e importación de productos, pero sobre todo ha cumplido un importante papel como centro de distribución. Prueba de ello es el conjunto de ánforas de la romanización que se exhiben en la exposición, entre ellas un ánfora massaliota del siglo V a.C., de origen griego y fabricada en Marsella. En la Comunidad Valenciana sólo se tienen documentadas tres ánforas de este tipo. Durante el medievo, etapa que pone fin al recorrido por la primera sala, Daniya fue la puerta del Islam hacia el Mediterráneo, y no en vano fue punto de salida de peregrinos hacia la Meca y a Bagdad. Una importante colección de bronces islámicos, tallas de Egipto e Irán y cerámicas de Argelia muestra el esplendor de la ciudad en este periodo. Tras una época oscura, la de la conquista, la ciudad recobra su brillantez y alcanzará su edad de oro en el siglo XVII. El visitante de la exposición estrena nueva sala, donde las aportaciones del Museo Marítimo de Barcelona -maquetas de barcos básicamente- y el Museo del Ejército de Madrid -piezas de artillería y producciones de soldados con su indumentaria- refuerzan la recreación del ambiente. "Durante esta época, el Marqués de Dénia y Duque de Lerma hizo de la ciudad el puerto de Madrid", relata Gisbert. En 1705, Joan Baptista Basset desembarcó en él para proclamar en Dénia al archiduque Carlos, rey de Castilla y Aragón. Éste y otros hechos históricos, como el hundimiento de una nave de la armada de Carlos IV, La Guadalupe, y la pérdida de 107 vidas, quedan reflejados en la exposición. Aparecen, además, los primeros intentos por mejorar un puerto natural falto de seguridad. Durante un siglo, se sucederán los estudios. Como se explica en la última sala de la muestra, los vapores habían sustituido a los veleros y el poco calado de las aguas les impedía entrar en el puerto. Se hizo entonces el primer dragado y señalización del puerto, que no fueron suficientes. Luego, Hollywood encontró en el puerto el escenario para algunas películas, como Al este de Java o Los hijos del Capitán Blood, y en los dianenses un buen número de extras. Su papel social se refuerza con las fiestas, y entre ellas la de bous a la mar, hoy fiesta de interés turístico nacional. Las obras no han acabado. La gestión de la Generalitat desde 1982 ha estado marcada por la construcción del nuevo muelle pesquero, que contó con el rechazo de un sector importante de la población. En opinión del arqueólogo municipal, la inacabada remodelación de la fachada marítima debería incluir un museo sobre el mar, "en atención a la riqueza y diversidad del patrimonio marítimo". De momento, la muestra El port de Dénia. Cent anys & dos mil.lenis, por la que ya han pasado casi 6.000 personas, se puede visitar hasta febrero.

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