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Hoy se reúne el Senado de EEUU sin acuerdo previo sobre Clinton

El juicio de Bill Clinton será "rápido, justo y constitucional", dijo ayer Trent Lott, líder de la mayoría republicana en el Senado de Estados Unidos. Fue una manera de confesar que no tenía la menor idea de cómo será. El Senado, al igual que la Cámara de Representantes, inicia hoy la 106ª legislatura sin el menor acuerdo previo sobre el primer juicio de un presidente en este siglo y el segundo en la historia. Puede durar dos semanas, un mes o más. Puede que comparezcan testigos o puede que no. Puede acabar o no con la presidencia de Clinton.

El juicio, eso sí, será apasionante. ¿Quién ha visto en su vida el juicio del político más poderoso del planeta? Un político juzgado en pleno ejercicio de su cargo por dos delitos, perjurio y obstrucción a la justicia, relacionados con una aventura extraconyugal. Ningún guionista hubiera imaginado hace un año algo semejante.

Lott y Tom Daschle, líder demócrata en el Senado, se reunieron ayer con William Rehnquist, el presidente del Tribunal Supremo constitucionalmente encargado de dirigir el juicio del titular de la Casa Blanca. Hablaron de cuestiones generales de procedimiento. El Senado se constituirá hoy en su composición surgida de las elecciones de noviembre y mañana comenzará sus discusiones sobre el juicio. El objetivo de Lott y Daschle es que la vista oral no dure más de dos semanas, incluya una votación a título de prueba que determine se existe una mayoría de dos tercios a favor de la destitución y, si no es el caso, termine con una declaración de censura de Clinton. Pero muchos senadores republicanos no ven ninguna razón para apresurarse y no celebrar un juicio que se tome su tiempo, escuche a los testigos y concluya con una votación formal sobre la destitución del presidente.

"Una vigorosa defensa"

Aunque le esté permitido el no acudir al Capitolio, Clinton se sentará a partir de mañana en el banquillo de los acusados. La Casa Blanca se puso ayer en lo peor y anunció que se está preparando para realizar "una vigorosa defensa" en "un juicio largo". Su principal argumento será que, al procesar a Clinton por perjurio y obstrucción a la justicia, la Cámara de Representantes aceptó "ciegamente" los hechos y conclusiones del informe al Congreso del fiscal especial Kenneth Starr. Los abogados del presidente harán lo que no hicieron ante el comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes: discutir el contenido del informe. En el año que ya dura el "culebrón" del caso Lewinsky, los abogados y partidarios de Clinton han preferido poner el acento en las motivaciones y los métodos de Starr y la mayoría republicana del Congreso. Esa estrategia les ha ganado simpatías internacionales y el apoyo de la mayoría de la opinión pública norteamericana, pero no han logrado detener el inexorable curso de la justicia.

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