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EL NACIMIENTO DEL EURO

Una zona con divergencias

Los Once ofrecen diferencias entre sí, pero destaca su mayor potencia comercial frente a Japón y EE UU

, El Instituto Francés de Estadística (INSEE) ha hecho público un estudio en el que compara los distintos países de la zona euro y constata que, a pesar de que tras seis años de gestación de la moneda única siguen existiendo diferencias estructurales, las economías de los distintos países presentan evoluciones semejantes. Si en el sur el peso porcentual de la agricultura dentro de la riqueza del país es aún importante, la tendencia seguida es la misma que la de los países del norte, es decir, un crecimiento y luego estancamiento de la parte correspondiente a la industria, mientras sigue cobrando volumen el sector servicios. La evolución paralela de los distintos países del euro se explica, según el INSEE, por la importancia creciente de los intercambios dentro de la zona.El paro es una de las grandes diferencias entre el norte y el sur. En los dos extremos se sitúan España y Luxemburgo, pues en el Gran Ducado apenas existe el problema (2,6%) y en España afecta al 19% de la población. En realidad, en España e Italia menos de la mitad de las personas en edad activa tienen trabajo, mientras que en el norte casi un 60% trabaja.

En lo que respecta al producto interior bruto (PIB) por habitante se ha producido un importante reagrupamiento, aunque las diferencias entre España (11.900 euros) y Alemania (22.600 euros) siguen siendo considerables, una diferencia que aún se acrecienta si se toma como referencia Portugal y sus 9.000 euros escasos de PIB por habitante. Un grupo de seis países se sitúa entre los 20.000 y los 23.000 euros por habitante: Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia y Holanda. Otros dos -Irlanda e Italia- están por encima de los 17.000 euros, mientras que España y Portugal andan en el furgón de cola, muy lejos del líder solitario, Luxemburgo, y sus 33.000 euros.

Pero el PIB por habitante es engañoso si no se tiene en cuenta la dimensión del país, su población y su peso económico dentro del conjunto. Ahí Alemania representa el 33,4% de la zona; Francia, el 22,7%; Italia, el 18,2%, y España ya figura en cuarto lugar, con el 8,5% del PIB de todo el territorio de la nueva moneda. Esos cuatro países representan el 72% de la superficie total de la zona y el 82% de su población. El país más extenso, Francia, no es ni el más poblado ni el que mayor riqueza produce, lugar que ocupa Alemania. Comparaciones

El INSEE compara también el peso económico de la nueva zona económica con el que representan Estados Unidos y Japón. En ese sentido, los Once representan el 15% de la riqueza mundial, frente al 20,2% de EE UU o el 7,7% de Japón, pero su PIB por habitante es inferior al de los otros dos gigantes: 19.182 euros los comunistarios frente a 22.371 de los japoneses y los 27.561 de los estadounidenses. Es interesante señalar que, siempre según el INSEE, la nueva zona más abierta al intercambio comercial, seguida de EE UU y a una cierta distancia por Japón, un mercado mucho más cerrado. El producto interior bruto de la zona euro sumaba 5,55 billones de euros (936.442 billones de pesetas), según datos de 1997, frente a 6,85 billones de Estados Unidos y 3,71 de Japón. Ese año, el conjunto de esos países creció el 2,5% frente al 3,8% de EEUU y 0,9% de Japón.

La coyuntura económica de las zonas, sin embargo, es distinta desde 1998. Tanto en EE UU como en Japón -habría que añadir la referencia del Reino Unido, que se ha quedado fuera del euro por el momento- el ciclo es otro, pues, si en esos tres países la demanda interna ha sido importante entre 1992 y 1998, hoy ésta presenta claros síntomas de recesión.

Demanda interna

En Eurolandia, que en 1996, 1997 y durante el primer semestre de 1998, el comercio exterior actuaba como motor de la producción industrial, es ahora la demanda interna la que ha tomado el relevo. El INSEE pone de relieve que en la zona la "baja conjunta de los precios y de los tipos de interés ha beneficiado la inversión y el consumo". Además, esa confianza económica "se ha difundido a otros sectores que la industria, en primer lugar, los servicios". Obviamente, la creación de empleo ha reducido el paro y ha reactivado el consumo, reduciendo el ahorro.

La estabilización y ligera reducción del paro ha jugado un papel notable en la confianza de los consumidores. La estadística demuestra el progreso meteórico de esa confianza a partir de enero de 1998, momento de confirmación de la tendencia a la baja del paro en varios países (Francia, España...). El calendario impuesto por el Tratado de Maastricht y sus criterios de convergencia también han determinado la conjunción de esfuerzos en materia de tipos de interés a corto y largo plazo o la tasa de inflación. A partir de enero de 1997, las diferencias entre países de la zona euro se ha reducido vertiginosamente.

El INSEE acaba subrayando que existen similitudes entre el nuevo área económica y Estados Unidos, aunque este país sea cuatro veces mayor que la zona de los Once. El número de habitantes es parecido y las diferencias internas no son mayores en una zona que en otra. El nivel de vida entre un alemán y un portugués está tan alejado o tan próximo, depende de cómo se mire, como el nivel de un ciudadano del Estado de California y otro de el Estado de Vermont.

Los Once -el grupo se ampliará en los próximos años con la incorporación de otros países, como los que pertenecen a la Unión Europea y no se han integrado en la primera ocasión (Reino Unido, Suecia, Dinamarca y Grecia)- ya se han configurado como una potencia para competir con las potencias Estados Unidos y Japón.

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