El "gordo" regresa a Sabadell tras 29 años
70 series del primer premio se distribuyen en pequeños pueblos de Guipúzcoa, Álava y Navarra
El gordo volvió ayer a Sabadell después de 29 años, y lo hizo con 6.000 millones de pesetas, correspondientes a 20 series del 21.856. Los principales afortunados fueron los trabajadores que cada mañana acuden a desayunar al bar Sol, en la avenida de Barberà, que repartió 3.000 millones. La suerte de ese mismo número sonrió también a centenares de vascos de pequeñas poblaciones, que recibieron 21.000 millones de pesetas del gordo de Navidad. Los afortunados millonarios, que se concentran en mayor medida en las localidades guipuzcoanas de Villabona y Lasarte-Oria y las navarras de Betelu y Leiza, festejaron su suerte sin contener un ápice la emoción, gozosos e incrédulos al mismo tiempo.
Los afortunados de Sabadell acabaron ayer con el tópico según el cual el cambio de número trae mala suerte. "Cada semana compro el mismo número, el 19.810, pero esta vez no quisieron hacerme participaciones, así que cambié de administración, fui a la número 9 y probé con un número nuevo", explicaba ayer eufórico el dueño del bar Sol, Francisco Vargas. Otros 2.100 millones fueron a parar a una fábrica de ascensores de Navàs (Bages), informa Enric Badia. La mayoría de los empleados acudió a comprar los décimos a la administración número 9 de Sabadell, situada en el número 324 de la avenida de Barberà. Una de las primeras agraciadas en llegar allí fue Àngels Picó, quien explicó que el 56 es su número de la suerte. "En 1970 ya me tocó un segundo premio con el 27.056", recordaba ayer. Ahora, los cinco millones que le tocaron por las 500 pesetas que jugaba tenía pensado gastarlos en arreglarse la dentadura. Antonio Mateo, de 38 años y con un hijo de 12, dejó la antena de televisión que estaba instalando medio colgada en el tejado y se fue corriendo hacia el bar al oír el número por la radio. Ahora asegura que piensa hacer "algún viajecito". A Alejandro Esteban, que trabaja en un taller de pinturas, le tocaron 30 millones. Serán para sus futuros nietos, que nacerán en marzo y en agosto. Por su parte, Mohamed, de 22 años y vendedor del mercado de Sabadell, no podrá celebrar la fortuna porque el Ramadán se lo impide, pero cuando pase podrá visitar a su familia en Marruecos. Muy repartido Igual de repartido que en Sabadell resultó el gran pellizco del gordo que fue a parar al País Vasco. Una carnicería de Oyón (Álava) arañó 3.000 millones del primer premio, que no caía en Álava desde hacía 170 años. Arantxa Gárate, la propietaria de la administración de Villabona (Guipúzcoa) que vendió las 80 series del gordo repartía ayer copas de cava a diestro y siniestro. "Mi felicidad es inmensa", confesó la dueña del establecimiento, "porque en este momento habrá muchísimas personas premiadas. Hay que alegrarse con la felicidad del prójimo. Nosotros ya saldremos adelante trabajando como hasta hoy". Los 21.000 millones del primer premio se encuentran muy repartidos porque, salvo en algún caso concreto, que optó por resguardarse en el anonimato, la mayor parte de los décimos fueron divididos en participaciones de 500 y de 1.000 pesetas, premiadas con 5 y 10 millones de pesetas. La administración número 1 de Villabona vendió 70 series del número 21.856 (la mitad de las emitidas), de las que solamente cuatro se despacharon décimo a décimo en la ventanilla. El resto de los billetes se distribuyó en los bares Etxebe (26 series) y Arkaitza (4 series), de Lasarte-Oria; el restaurante Betelu (16,5 series), de Betelu; la carnicería Urkiola (13 series), de Leiza, y el restaurante Ubane (6 series), de Villabona. Hace nueve años esta administración vendió una serie de 40 millones del primer premio en el sorteo anterior al de Navidad. "Nada más escuchar el número me he asegurado de que era el nuestro, porque el año pasado canté victoria antes de tiempo y fallé por un dedito", confesó Mónica Roteta, la hija de la propietaria, que no reservó para sí ningún décimo premiado. El monto total es muy similar a la cifra -20.000 millones de pesetas- que los socialistas vascos han propuesto en la reforma fiscal para crear un plan de choque contra el paro en el País Vasco. Si no completamente, el gordo paliará en algún caso la apremiante situación económica de muchos. Así será con Jesús Verón, de Lasarte-Oria, desempleado de 55 años, padre de tres hijos, que malvive con un subsidio de 50.000 pesetas mensuales: "No me lo puedo creer y tampoco sé cómo decírselo a mis hijos", suspiraba Jesús apoyado en el mostrador del bar Etxebe de Lasarte-Oria, que repartió 7.800 millones entre sus múltiples clientes. La mayoría tiene destino: "tapar agujeros" o para "gastos de guerra" (entiéndase domésticos y del día a día). El propietario de esta taberna, José Ignacio Etxeberria, de 40 años, disimuló mal que bien su alegría porque adquirió "dos décimos por lo menos" de los 260 que vendió. Tras depositarlos en el banco, ahora medita seguir empleándose en la barra o tomarse un descanso. Otro afortunado, Alfredo García, presidente de la peña Zato de la Real Sociedad, dejó ayer su trabajo como instalador de vídeos para servir cava en el bar Arkaitza.
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