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Los límites del sol

El pasado mes de octubre, y según datos del Ministerio de Medio Ambiente, la irradiación solar superó la media de los últimos 25 años en toda la mitad sur de España y, a la vista de cómo se está desarrollando el invierno, es muy posible que este fenómeno también se haya manifestado en los meses posteriores. Además de la ausencia de precipitaciones, la inusual abundancia de días soleados preocupa por cuanto coincide con una época en la que los índices de ozono atmosférico alcanzan sus valores mínimos anuales. Gracias a la información que, desde 1993, viene suministrando la Universidad de Valladolid a Medio Ambiente, se sabe que en la primera mitad del año la capa de ozono sobre Andalucía suele mantener niveles aceptables. Sin embargo, a partir de agosto, y hasta enero, la cantidad de ozono disminuye por debajo de lo normal, alcanzando valores mínimos en el mes de noviembre. En ningún caso las cifras rozan siquiera el umbral crítico. Después de analizar toda la información suministrada por las imágenes de satélite que se procesan en Valladolid, los especialistas calculan que en los últimos 18 años el espesor de la capa de ozono ha disminuido en España alrededor del 6%, lo que se ha traducido en un incremento del 18% en las radiaciones ultravioletas de tipo B, potencialmente cancerígenas. Más radiaciones A grandes rasgos, los porcentajes de pérdida de ozono que se manejan en la comunidad andaluza son similares a los del resto del país, si bien existe un factor diferencial que debería influir en la forma de abordar la cuestión. Por su posición geográfica, alertan los expertos, el sur de España es la zona que mayor cantidad de radiaciones ultravioletas recibe y por tanto es la más desfavorable, de manera que habría que vigilar detenidamente la evolución del ozono. Siguiendo esta recomendación, hace poco más de un año Medio Ambiente firmó un convenio con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), de manera que este organismo comenzó a suministrar información sobre el estado de la capa de ozono. El trabajo se desarrolla en la Estación de Sondeos Atmosféricos de El Arenosillo, situada junto a la localidad de Mazagón la única de todo el país que cuenta con sensores, específicamente diseñados para este tipo de mediciones. Aunque es necesario recopilar datos durante un periodo mínimo de tres años para poder establecer conclusiones estadísticamente fiables, los resultados de la primera campaña de investigación han servido para establecer algunas tablas, en las que se determina, a diario, el índice de riesgo que presenta la radiación solar tomando como referencia los efectos que provoca sobre distintos tipos de pieles. Asimismo, se señalan los periodos en los que este índice alcanza sus valores máximos y cual sería el tiempo mínimo de exposición al sol. Para Andalucía se ha elegido como referencia el tipo de piel II, el más común en Europa, aunque en las regiones del sur del continente es posible que sea más frecuente el de tipo III, algo más resistente a las radiaciones solares. Como es lógico, las jornadas donde existe mayor peligro de sufrir quemaduras se concentran durante el verano, aunque las tablas ahora elaboradas permiten conocer con suma precisión los periodos críticos. De esta manera, si examinamos los datos correspondientes al pasado 19 de julio, nos encontramos con que el índice UVI alcanzó un valor máximo de 9,4 en el periodo comprendido entre las once y media de la mañana y las seis de la tarde. En esas circunstancias bastarían 14 minutos de exposición al sol, sin protección alguna, para que aparecieran daños en la piel. Si revisamos los valores de una jornada invernal, como fue el 26 de enero, el índice UVI no pasó de 0,7, entre las dos y las tres y media la tarde. En este caso se podría tomar el sol durante más de 190 minutos. A juicio de Benito de la Morena, jefe de la Estación de Sondeos Atmosféricos, "los valores que se han registrado hasta ahora se pueden considerar normales, no hay motivos de alarma, pero hay que seguir investigando para poder prevenir cualquier incidencia".

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Suave, pero continuo

Aunque los sistemas de medición son completamente diferentes (en un caso se usan imágenes de satélite y en otros sensores situados en tierra) los resultados de las investigaciones que llevan a cabo la Universidad de Valladolid y el INTA coinciden en lo sustancial: el espesor de la capa de ozono sobre España viene registrando, desde hace 20 años, una disminución suave pero constante. La información suministrada por el INTA tiene la ventaja adicional de su precisión geográfica, ya que se trata de niveles medidos en un punto concreto de la región andaluza y no de los valores extraídos de un mapa que cubre todo el territorio nacional, como se hace con las imágenes de satélite. El contenido total de ozono en la vertical de Mazagón (Huelva) viene experimentando una disminución periódica de aproximadamente un 0,55% anual desde el inicio de las observaciones en 1980. Valores de mínima concentración de ozono en este punto del litoral onubense se están registrando durante los periodos invernales desde 1992. La propia Organización Meteorológica Mundial, a la que se remiten periódicamente estas mediciones, resaltó una disminución del 14% en los índices normales de esta capa protectora, durante el invierno de 1994. Los dermatólogos, uno de los colectivos que mayor partido sacarán de las tablas elaboradas por los especialistas de El Arenosillo, hace tiempo que vienen advirtiendo una mayor incidencia de determinados tipos de cáncer de piel, debido tanto al aumento de las radiaciones UV-B como a las escasas precauciones que a veces se toma. En opinión de estos médicos , si la cantidad de ozono atmosférico disminuye en un 1%, las radiaciones ultravioletas B aumentan en un 2% y el número de cánceres de piel se incrementa un 3%. Esta es la secuencia proporcional tradicionalmente aceptada.

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