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Astrónomos de EEUU anuncian el hallazgo de la supernova más lejana jamás vista

El descubrimiento de este tipo de estrellas es el avance científico del año, según "Science"

Al tiempo que la revista Science destacaba ayer como avance científico más importante del año el descubrimiento de estrellas supernovas lejanas que sugieren una misteriosa aceleración del universo, uno de los dos equipos autores de la investigación anunciaba la identificación de otra de estas explosiones estelares, la más lejana y antigua vista hasta ahora, lo que apoya la hipótesis de la aceleración. La nueva supernova "tiene casi 10.000 millones de años", dijo ayer el astrónomo Saul Perlmutter, y estaría ahora a una distancia de 18.000 millones de años luz.

Tanto el grupo de Perlmutter, (de Laboratorios Lawrence Berkeley, EEUU) como el encabezado por Brian Schmidt, ambos internacionales y con fuerte presencia europea, habían presentado ya otras supernovas lejanas en que basaron su hipótesis de que el universo sufre una misteriosa aceleración. Esta aceleración se está intentando explicar por una fuerza de repulsión que contrarresta la atracción gravitatoria de la materia en el cosmos y que fue propuesta y descartada por Einstein. Las supernovas son estrellas masivas viejas que acaban sus días en una gran explosión y pueden llegar a generar más radiación durante meses que la galaxia a la que pertenece el astro. Estos acontecimientos explosivos se producen en nuestra galaxia y en muchas otras, y se estudian para conocer procesos de la evolución estelar.Pero, además, en los últimos años se han utilizado las supernovas como potenciales indicadores de distancias en el universo. ¿Cómo? Pues usando estos fogonazos como bombillas de luminosidad conocida en el cielo. Hay unas supernovas, las del tipo Ia, que tienen propiedades muy uniformes, especialmente su brillo intrínseco. Así, igual que midiendo la luminosidad de una bombilla de potencia conocida se puede deducir la distancia, también es posible con una supernova. El universo está en expansión, tal y como descubrió Edwin Hubble en 1929 al comprobar que las galaxias se alejan unas de otras. Hubble enunció la ley según que, cuanto más lejos del observador está una galaxia, proporcionalmente mayor es la velocidad aparente a la que se aleja.

Lo que los equipos de Perlmutter y Schmidt descubrieron es que las supernovas lejanas por ellos estudiadas se alejan más deprisa aún de lo establecido por esa Ley de Hubble. De ahí que se conjeture que puede estar en acción una fuerza de repulsión de signo opuesto a la de atracción gravitatoria, que frena la expansión del cosmos originada en la explosión inicial del Big Bang. Con esta aceleración, "parece que el universo no se detendrá nunca, que no colapsará", comentó Perlmutter ayer.

Fuerza oculta

"Lo que hemos encontrado es una fuerza oculta que permea el universo y que sobrepasa la fuerza de la gravedad. Este resultado es tan extraño e inesperado que tal vez sólo resulta creíble porque dos grupos independientes han encontrado el mismo efecto", ha dicho Nicholas Suntzeff, colega de Schmidt. Pero el asunto no está zanjado. Un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO), que colabora en ambos grupos, afirma: "Claramente se necesitan más observaciones para apoyar estos descubrimientos".El problema es que medir distancias en el universo con exactitud es muy difícil porque nadie puede desplazarse a una galaxia para sujetar el extremo de una hipotética cinta métrica, y los astrónomos recurren a diferentes estrategias de observación dependiendo de la distancia que quieren abarcar. Las cosas se complican mucho cuando se quieren medir grandes distancias.

Por ello, los cosmólogos discrepan a menudo sobre datos obtenidos y se tarda tiempo en completar y verificar observaciones que permitan establecer o rechazar resultados, para los que, además, se exploran diferentes explicaciones. Los astrónomos europeos del grupo de Perlmutter, que utilizan entre otros los telescopios británicos de las Canarias, explicaron ayer que la investigación sigue. "Estamos buscando también supernovas cercanas -jóvenes- para estar seguros de que son esencialmente iguales que las viejas y sirven como bombillas estándar", dijo Richard McMahon. "Queremos estar seguros de que no estamos siendo engañados por polvo interestelar que resta luminosidad a las supernovas o explosiones estelares que son más débiles en el pasado lejano".

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