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Reportaje:

El destino del universo y los "oscars" de la ciencia

Nada menos que el destino del universo encabeza este año la lista de los oscars de la ciencia, los 10 descubrimientos y avances más destacados que anualmente elige la prestigios revista Science, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). Tras la aceleración del cosmos deducida de observaciones anunciadas este año, la lista de los oscars incluye, entre otros, el mecanismo molecular del reloj biológico, nuevos tratamientos contra el cáncer y el primer genoma completo de un animal.El cosmos acelerado. "La elección de la aceleración del universo como el mayor avance del año ofrece una perspectiva única sobre las estrategias y teorías de la Física, y sobre cómo los grandes pensadores pueden dar sentido a nuevos datos por absurdos que parezcan", dice Science. Efectivamente, la exploración del destino del universo se remonta al mismísimo Einstein. Al más famoso sabio del siglo no le gustó el resultado que obtuvo para el cosmos al solucionar las ecuaciones de su Teoría de la Relatividad.

No sólo no le gustó, sino que no parecía describir en absoluto el universo que a principios de siglo se observaba, ya que era aparentemente estático e inmutable mientras que a Einstein le salía un cosmos inestable que se comprimía en sí mismo debido a la atracción gravitatoria de la materia. Para evitar un resultado tan "absurdo" introdujo en sus ecuaciones un factor artificial, una fuerza de repulsión que, contrarrestando a la de la gravedad, evitaba que se espachurrase el universo resultante de su marco teórico. Llamó a ese factor Constante Cosmológica. Cuando, en 1929, el astrónomo Edwin Hubble descubrió que el universo se expande como la superficie de un globo que se hincha, Einstein aceptó la evidencia científica y calificó la Constante Cosmológica como su "mayor error". Pero de esa constante, aparcada en el modelo estándar del Big Bang que explica la historia del universo a partir de una explosión inicial, tiran ahora los cosmólogos para justificar que el universo parece estar estirándose más rápido de lo que predice la clásica Ley de Hubble, según la cual la velocidad a la que aparentemente se aleja del observador una galaxia es directamente proporcional a la distancia a la que ésta se encuentra.

Esta aceleración de la expansión fue anunciada en 1998 por dos equipos que querían medir con cierta exactitud el valor de la Ley de Hubble y que se encontraron con que las galaxias observadas se alejan más deprisa de lo previsto. En realidad estudiaron estrellas explosivas, o supernovas, en galaxias lejanas, y resultó que están ya entre un 10% y un 15% más lejos de lo calculado.

¿Cómo es posible? Por el momento caben dos explicaciones: o esas observaciones son inexactas o está en acción la misteriosa fuerza de repulsión que se inventó Einstein provocando la aceleración. Y esto tiene que ver con el destino del cosmos, porque los científicos conjeturan tres alternativas de futuro. Si el universo tiene suficiente masa -no se sabe aún- la atracción gravitatoria de ésta contrarresta la expansión y un día el cosmos dejará de expandirse para empezar a contraerse y acabará estrujado en un puñado de materia de altísima densidad. Si no hay suficiente masa, seguirá dilatándose eternamente. Por último, el extraño caso de equilibrio entre expansión y atracción gravitatoria de la materia supone una lenta expansión continuada. La aceleración ahora añadida nos sitúa en la primera opción de expansión eterna.

Reloj biológico. Los organismos mantienen el ciclo de día y noche de 24 horas mediante el llamado reloj circadiano o biológico. Este año los científicos han desvelado cómo funciona a nivel molecular este reloj respondiendo a la luz y a la temperatura.

Canales de potasio. Science destaca los trabajos que han aclarado cómo las membranas celulares regulan la salida y entrada de ciertos iones esenciales para enviar mensajes por las conexiones nerviosas permitiendo al organismo ver, tocar o saborear. En concreto, la identificación de la estructura de los canales de potasio abre una vía de comprensión del sistema nervioso.

Cáncer. La ciencia ha añadido este año al arsenal de lucha contra el cáncer nuevos tratamientos y fármacos, como el Heceptin, el Tamoxifeno y el Raloxifeno, que frenan el crecimiento tumoral.

Química combinatoria. En 1998 se han registrado avances significativos en la utilización de la llamada química combinatoria, para probar miles de compuestos y poder desarrollar rápidamente nuevas moléculas con aplicaciones farmacológicas.

Genoma de gusano. Todos los genes de un organismo pluricelular han sido secuenciados por vez primera. La identificación completa del genoma del gusano C.elegans abre puertas para avanzar en campos como la embriología o la búsqueda de dianas genéticas para fármacos.

Masa del neutrino. Durante décadas los físicos han considerado que los neutrinos eran partículas elementales sin masa. Ahora, unos experimentos indican que estos componentes subatómicos de la materia tienen masa. Biochips. Un fructífero matrimonio entre biología y tecnología electrónica se ha consumado generando microdispositivos útiles para usos tan diversos como procesamiento de material genético o análisis de muestras de sangre .

Teleportación. No consiste en teleportar personas de un sitio a otro, pero unos físicos han teleportado información sobre el estado cuántico de una partícula elemental para crear otra igual. Esto apunta a la creación de ordenadores cuánticos. Imitación molecular. En 1998 se ha demostrado la relación entre infecciones y enfermedades autoinmunes de forma que la persona afectada padece a largo plazo un debilitamiento aunque el virus haya desaparecido. Resulta que la infección induce al sistema inmunológico del organismo a atacar a sus propias moléculas.

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