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Habitaciones de la muerte

Los orfanatos chinos fueron denunciados por dejar morir entre 1988 y 1993 a decenas de niños. La denuncia tuvo en 1995 y 1996 el empuje de la televisión. Dos reportajes británicos permitieron a ciudadanos de 24 países adentrarse por los tenebrosos pasillos de uno de esos orfanatos.

En Las habitaciones de la muerte, los niños abandonados en una institución benéfica de Shanghai, casi todos niñas, dormitaban amarrados a las cunas o cualquier mueble; las ropas sucias, como ellos, y hechas jirones; desnutridos; llorando sin que nadie acudiera en su ayuda.

La doctora que dio pie al reportaje, una trabajadora del orfanato que emigró en 1994 a EEUU, aseguró que a los niños se les dejaba morir de hambre para mantener estable la población del centro.

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Luego vendría el informe de Human Rights Watch. En 1996 la organización estadounidense concluyó que en algunos orfanatos chinos el índice de mortalidad llegó en 1989 al 72%, casi el doble del de los orfanatos de la muerte, como se llamó a los hospicios de la Rumania de Ceaucescu. El primero de los documentales británicos, emitido en España en octubre de 1995, provocó que casi 500 parejas españolas quisieran adoptar a una de esas niñas chinas.

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