Portugal y Grecia defendieron los intereses del sur de Europa en Viena
Los primeros ministros griego y portugués, Constantino Simitis y Antonio Guterres, encabezaron la defensa de los países mediterráneos en las discusiones de la reciente cumbre de Viena sobre la "batalla financiera" de la Unión Europea (UE) para el período 2000-2006. Les acompañó, en segundo plano, su colega español, José María Aznar. A cambio, éste fue el más activo en el momento de pulir las conclusiones. Así consta en los registros escritos del Consejo Eurepo, a los que accedió EL PAÍS.Fue muy claro: "No hay que reducir" los gastos estructurales o de solidaridad interna, indicó, recordando que un "crecimiento cero" supondría rebajarlos en un 28% para el 2006. Y si se quiere hablar de "equidad" (lema de los ricos para reducir su carga), habrá que "tener en cuenta el nivel de renta de unos en relación con otros", atacó. "Los saldos netos y los cheques no están en la lógica de la Comunidad" y "no puede aceptarse la renacionalización de ciertas políticas, en especial" de la agrícola, defendió, para exigir que se respete "la cohesión y la convergencia económica real".
Era la síntesis de los contenidos del programa del Sur. Guterres insistió con detalle. Se opuso al término "estabilización de gastos", propugnando en cambio el de "utilización rigurosa" de los fondos europeos. Y rechazó la "reducción de los fondos estructurales, porque sería "contradictorio" con el fomento del empleo del que tantos habían alardeado. Propugnó "soluciones nuevas" al litigio y defendió que "una región pobre de un Estado pobre" reciba más recursos que su igual de un país rico.
Solidaridad
Ambos llevaron el peso de la defensa del Sur. Aznar la completó con un enfoque más de procedimiento que de contenido. "Las propuestas de la Comisión [la Agenda 2000] son la única base para la negociación", subrayó. Añadió, breve, que estaba contra la "estabilización del gasto", los "mecanismos de corrección [cheques]" y la cofinanciación agrícola, y defendió mantener "la solidaridad".A cambio, Aznar ocupó todo el protagonismo mediterráneo en el momento de pulir el texto final. Los registros confirman que empató en el litigio Norte-Sur con el canciller alemán, Gerhard Schröder, en los términos descritos por EL PAÍS el domingo, sin victorias ni derrotas. Y desvelan otros datos relevantes. Aznar formó dúo con el británico Tony Blair contra la propuesta del francés Lionel Jospin de "reforzar el control" internacional sobre los organismos financieros, los fondos de alto riesgo (hedge funds) y los paraísos fiscales (centros off-shore). Jospin les ganó la mano, aunque tras suavizar la palabra "control" por "enfoque regulador". Aznar tampoco logró incluir una mención contra las ayudas "preadhesión" a los países candidatos del Este. Y Blair se estrelló en el intento de suprimir la propuesta de un "pacto europeo por el empleo", propugnada por París y Bonn.
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