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El nuevo IRPF arranca con un laberinto en el sistema de retenciones

Hacienda impone a marchas forzadas un cambio radical en los pagos a cuenta de los salarios y el ahorro

Quedan pocos días para terminar el año y Hacienda ha anunciado por sorpresa un cambio radical en todo el sistema de retenciones a cuenta del impuesto sobre la renta. Las empresas, bancos, cajas de ahorros, aseguradoras y las gestoras de fondos de inversión tendrán que adaptar a marchas forzadas sus sistemas informáticos.La correspondiente norma todavía no ha sido aprobada por el Consejo de Ministros, pues se encuentra a la espera de obtener el obligado dictamen del Consejo de Estado. Y todo ello en un año en que la llegada del euro y la preparación para el efecto del cambio de siglo en los ordenadores traen de cabeza a los informáticos y a las instituciones financieras.

En cuanto a las retenciones, Hacienda no ha dejado prácticamente nada como estaba. La razón última es que el 1 de enero de 1999 entra en vigor el nuevo impuesto sobre la renta, que tampoco tiene prácticamente nada que ver con el anterior. Esto afecta a las rentas del trabajo, pero también a todos los instrumentos de ahorro.

El objetivo de Hacienda es reducir al máximo el número de declaraciones con derecho a devolución y hacer posible que quienes tengan rentas del trabajo inferiores a 3,5 millones de pesetas no tengan siquiera que hacer la liquidación en junio del año 2000. Todo ello ha exigido reducir mucho las retenciones del trabajo (776.242 millones en 1999) y la modificación del tratamiento del ahorro.

Casi millón y medio de empresas (1.460.000) ya no tendrán que calcular las retenciones de sus asalariados con una simple tabla de entrada y salida, en la que el empleador sólo debe tener en cuenta la retribución y conocer el número de hijos para efectuar el descuento mensual.

Con efectos desde las nóminas del próximo enero, el trabajador que quiera reducir al máximo su retención deberá comunicar también a la empresa la edad de los hijos, si su cónyuge obtiene rentas inferiores a 100.000 pesetas (pensado para el caso en que éste no trabaje y sólo perciba rentas del capital bajas), y acreditar si pasa una pensión por divorcio (la retención se calculará en este caso con una doble tabla) o el grado de minusvalía de los descendientes.

Colchón salarial

La empresa tendrá que hacer con estos datos una minideclaración de renta a su empleado, aplicando la misma tarifa con la que luego éste realizará la liquidación correspondiente a 1999, en junio del año 2000.Si las circunstancias varían a lo largo del año; por ejemplo, si el empleado tiene un nuevo hijo, habrá un sistema de recálculo con efectos retroactivos. De esta forma, el tipo de retención a aplicar en lo que queda del ejercicio tendrá en cuenta la rebaja que corresponda a todo el año.

Aunque Hacienda ha puesto a disposición de las empresas un amplio sistema de ayudas, no cabe duda de que el nuevo sistema es más complicado que el anterior. La protesta entre las organizaciones empresariales no ha sido demasiado ruidosa, porque la rebaja de las retenciones -una media del 17,5%, según Hacienda- les permite afrontar la negociación colectiva del año próximo con este colchón.

Más conflictiva ha sido la reacción de las gestoras de fondos de inversión y las aseguradoras. Para compensar el descenso de la recaudación por retenciones salariales, Hacienda ha decidido aplicar una retención del 20% sobre las plusvalías cobradas de fondos de inversión y del 25% sobre lo percibido por seguros de vida, con lo que espera anticipar en 1999 unos ingresos de 150.000 millones. Su argumento vuelve a ser, sin embargo, el de ajustar los pagos a cuenta a la factura final y evitar las devoluciones.

Después de estas modificaciones, a las que se añade una rebaja desde el 25% hasta el 18% en las retenciones sobre los intereses de cuentas bancarias, todos los productos financieros tendrán un nuevo tratamiento fiscal a partir del 1 de enero de 1999, que será además diferente entre cada uno de ellos. Si la neutralidad era el objetivo, el resultado parece el contrario.

Tanto las gestoras de fondos (agrupadas en Inverco) como las aseguradoras (Unespa) han intentado una moratoria de seis meses para adaptar sus sistemas informáticos a estos cambios. La respuesta de Hacienda ha sido dar sólo 15 días, con lo que las nuevas retenciones sobre fondos y seguros tendrán que empezar a aplicarse desde mediados de enero. Esta fecha coincide con el momento en que las empresas tienen que preparar sus nuevas nóminas.

En los fondos, los problemas para el cálculo de la retención se producirán sobre todo en los que son muy antiguos, en los que ha habido cambios de gestora o son muy líquidos y tienen muchos movimientos.

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