"Segunda edición"
El otro día, en Telemadrid, vi una entrevista a una violinista llamada Vanessa Mae, que, entre otras cosas, había hecho una versión de Las cuatro estaciones, la cual describía como más "moderna, dinámica y divertida" que la versión original. Recuerdo que Luis Cobos hizo algo parecido con unas cuantas piezas de música clásica tipo Bolero de Ravel, donde la sensación era de que la velocidad había aumentado, el sonido era más eléctrico y, por supuesto, metía ese ritmo tachín-tachín de fondo, que siempre ayuda. Estos comentarios me recordaron la campaña de prensa que recientemente se ha hecho describiendo una "segunda edición" del Diccionario de uso del español, de María Moliner. Hubo comentarios que disminuían realmente el valor, seriedad y rigor de la edición original y de su autora, sin duda para así dar más valor a la "segunda". El 12 de noviembre se presentó ésta, habiéndose retirado por completo días antes la edición original -la cual ya no se puede comprar-. Es sin duda una versión más "moderna, dinámica y divertida", pero ríanse ustedes del lifting tipo Cobos: la estructura y las definiciones no se han modificado, sino cambiado; con un espíritu carente de pudor y de respeto y lleno de fatuidad, se han permitido de una manera un tanto pretenciosa "actualizar" a doña María Moliner. Me voy a limitar a tres observaciones:-María agrupaba las palabras en familias etimológicas -daba prioridad a este orden sobre el orden alfabético ortodoxo-. Esto se lo han cargado (me imagino que por la facilidad que tienen ahora los programas de ordenador de ordenar alfabéticamente), diciendo que la autora así lo quería.
-La definición que dio María de la palabra "día" era realmente genial y comprometida, sintetizaba toda la filosofía y la intención del diccionario: "Tiempo que tarda el sol en dar una vuelta completa a la Tierra". En la nueva edición corrigen esto y dicen: "Tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre su eje"... ¿Cómo debería decirse entonces que "el sol sale"?
-El María Moliner no suele entretenerse con palabras malsonantes; dice que "cojones" es un calificativo soez de los testículos, y no abunda más. Ahora ya no es soez, y por eso de que se trata de un diccionario de uso, sus autores añaden cinco o seis expresiones más, del tipo "tres pares de cojones"... Se lo debieron pasar bomba viendo quién resultaba más ocurrente.
Más, hay mucho más que decir, pero téngase en cuenta una cosa: Luis Cobos hace sus versiones y no engaña a nadie, figura él en la portada, antes que Ravel, por muy presuntuoso que esto parezca. Es más, su versión no sustituye a todas las anteriores, ni éstas se retiran del mercado como es el caso que nos concierne. Yo pediría a los nuevos autores un poco de respeto. Dejen en paz al María Moliner y llamen a sus diccionario el Gredos o el Jarreau-Calonge (no se ha consultado, ni siquiera informado, de esta edición a ninguno de los tres hijos vivos de María). O mejor aún, el tachín-tachín; claro que, a lo mejor, ya no vendería tanto.- , nieta de María Moliner.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.