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Hevia da un aire cosmopolita a la gaita en su álbum 'Tierra de nadie'

El gaitero asturiano incorpora voces y sonidos étnicos a su música

José Ángel Hevia ha investigado durante veinte años la música tradicional asturiana, pero en su primer disco ha preferido proyectar esa pasión personal hacia territorios mucho más amplios. Tierra de nadie incluye el sonido del didjeridú australiano, el sofisticado piano flamenco de Dorantes y las voces de las mujeres de los Picos de Europa. A ello se añade su peculiar invento: la gaita electrónica.

El diccionario de la Real Academia define al gaitero como una "persona ridículamente alegre y que usa chistes poco correspondientes a su edad o estado", antes de decir que se llama también así "a la persona que tiene por oficio tocar la gaita". La mala fama de los gaiteros persiguió a José Ángel Hevia (Villaviciosa, 1967) desde que, a los diez años, decidió aprender a tocar este instrumento. Su madre lloró la primera vez que lo vio actuar, pensando que estaría para siempre asociado a la romería, los borrachos y la sidra. Pero Hevia siempre se ha sentido orgulloso de su instrumento, y, en diez años de docencia, ha formado ocho escuelas y seis bandas de gaiteros en Asturias.Con esos antecedentes sorprende que su primer álbum, Tierra de nadie, se lance hacia territorios musicales tan lejanos de sus raíces. "Creo que conocer a fondo cuáles son nuestras raíces, de dónde venimos, es la forma más coherente de ser cosmopolitas", dice Hevia. "Quiero llegar al mestizaje aportando algo propio".

"Vengo de la tradición oral y rural, al margen de todo academicismo. La música tradicional es la que me toca la fibra más sensible, es la que me transmite un modo de vida. Cuando escucho las músicas étnicas no me fijo en la técnica del instrumento, sino en su valor poético. Si me llega al alma, la puedo incorporar a la música que yo hago".

Hevia quiere llevar la gaita al siglo XXI no sólo con este tipo de hermanamiento musical. Ha patentado una gaita electrónica multitímbrica que le permite lograr los sonidos de todo tipo de gaitas (escocesa, gallega, francesa) manteniendo la misma digitación, además de imitar el sonido del violín, la flauta o el acordeón. El invento nació con el objetivo de que sus alumnos pudieran practicar en casa con unos auriculares, pero ha llegado mucho más lejos. "Para mí es sobre todo una herramienta nueva, que no acaba con la gaita tradicional. Es un instrumento que les está interesando tanto a los puristas de la gaita como a los renovadores, y pronto empezaremos a fabricarlas sobre pedido. Ya tengo una lista de espera".

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